El mejor preventivo contra la morosidad es el sentido común que te lleve a contratar una hipoteca no arriesgada. ¿Y cómo sabes que una hipoteca no pone en riesgo tu economía?
Aparte de que no hay fórmulas magistrales que te garanticen al 100% que tu vida no cambiará y pasarás de buen pagador a moroso amoroso, sí puedes tener en cuenta estas claves para no pasar de la alegría por tener un piso a la desolación por tener que abandonarlo y encima arrastrar una deuda impagable.
Antes de pasarte por el banco calcula cuál es el 30% de tus ingresos o los de la unidad familiar. Ese es el límite que no debes sobrepasar bajo ningún concepto. Si ya tienes otras deudas como un coche, un préstamo personal o la compra de un pepinaco de tele para el salón, descuenta todas estas cantidades de ese 30%. El resultado es lo que sí puedes pagar realmente de hipoteca.
Por eso no interesa tener deudas, porque si no un poquito de allí y una pizquita de allá te acaban ahogando y cuando terminas de pagar el coche, se cae a cachos, y cuando acabas de pagar la tele, ha salido otra mejor.
Otra cosa a tener en cuenta es qué pasa si te quedas en paro, nada descabellado hoy en día. ¿Cuántas deudas podrías asumir con tu paro y el sueldo de tu pareja? ¿Y con los dos en el paro? ¿Y con uno de los dos cobrando el paro y otro con la prestación agotada? Nadie desea verse así, pero como puede pasar, es mejor prevenir un desahucio que lamentarlo.
Si esto significa que, a pesar de la increíble bajada del precio de la vivienda, que ya dicen que va por la mitad de lo que costaba en 2007, no te puedes permitir una gran casa, la casa de tus sueños, pues cómprate una más chiquitita, más modesta. Cuando mejoren las cosas ya tendrás tiempo de progresar.
Para hipotecarte tienes varias opciones: los préstamos a interés fijo, a interés mixto y a interés variable. Los primeros no te los aconsejo porque, aunque siempre sabes cuánto pagarás de hipoteca, los intereses que pone la banca son más que abusivos. Un 5%, 6%, 8% o 9% es demasiado. En este caso la tranquilidad no compensa.
Las hipotecas mixtas son las que te cobran al principio un interés fijo que, meses o años después, pasa a ser variable, normalmente ligado al Euríbor. El tiempo que pagas cuota estable, sin sustos, no te beneficia porque sólo está pensada para que los bancos ganen dinero en tiempos como estos, de tipos de interés bajo.
No son malas hipotecas, pero ahora interesan más las variables ligadas al Euríbor, aunque las nuevas dentro de unos años pueden explotar como bombas de relojería. El Euríbor subirá y se jiñarán por la pata con los intereses a pagar, parecidos a los de una hipoteca fija.
Y eso que es el índice menos malo porque acumula una media menos alta. Las revisiones pueden ser semestrales o anuales. También tienes la opción de revisar la cuota cada 5 años con el IRS, pero la banca casi no usa este índice. ¿Lo mejor? Tener en cuenta estos consejos y esperarte a que la oferta sea más decente. Estos no son buenos tiempos para firmar una hipoteca.