Va a ser verdad que lo primero que pagamos y lo último que dejamos de pagar es el piso. La casa es la casa y con el techo de la familia no se juega.
A pesar de los 4,5 millones de parados, de la espectacular bajada de sueldos para los que han cambiado de trabajo durante la crisis y de la congelación o pérdida de ganancias para los que se mantienen en sus puestos, la mayoría de hipotecas se siguen pagando mes a mes un céntimo tras otro.
Continúa habiendo ejecuciones, aún hay desalojos, pero ya no tantos. Según los registradores de la propiedad, el año pasado se iniciaron más de 40.000 ejecuciones hipotecarias a familias (personas solas, parejas, con o sin hijos…), una cifra bastante baja para el 1,8 millones de hipotecas que se han firmado desde 2007.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) estima que el 80% afecta a viviendas habituales y el resto a segundas residencias, locales o garajes: un espanto igual pero mucho menos traumático que si se trata del piso donde vives.
No obstante, son más de 40.000 dramas que no deberían existir por el sufrimiento y gasto que comportan a quienes los padecen. La parte buena es que no todas las ejecuciones hipotecarias terminan con la gente en la calle.
Algunas procesos se paran y la familia se queda en la casa, bien porque se negocia con el banco, bien porque interviene algún colectivo como la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), porque el juez paraliza el proceso tras examinar el contrato de la hipoteca y encontrar alguna que otra cláusula abusiva, o porque se encuentra una solución intermedia.
Para que te ejecuten la hipoteca tienes que estar 3 meses sin pagarla. Antes eran 6, pero durante la crisis acortaron el plazo para reducir el número de morosos, si bien yo creo que esta medida más bien lo aumenta. Se dieron muchos casos de impago, ejecución e incluso desahucio desde 2008, especialmente entre quienes compraron el piso cuando los precios estaban más altos, que luego se chuparon unos pedazo de tipos de interés, con el Euríbor en el 5,393% en julio de 2008.
Con los tipos de interés por los suelos (el Euríbor de enero ha cerrado en el 0,298%), todavía hay impagos. Claro: el paro, otras deudas, el paso del tiempo come los ahorros y no todas las hipotecas están libres de cláusula suelo, ni están ligadas al Euríbor ni se firman en euros. El subidón que han pegado las cuotas de las hipotecas en monedas extrajeras fijo que pega un buen bocado a muchas familias.
¡Qué horror!!! los Bancos rescatados con dinero público y el público a vivir a la calle.