Abrir la semana diciendo que el mercado de la vivienda hace aguas porque cada vez hay más morosos y el precio de las casas sigue un 20% por encima de su valor real, aunque haya bajado otro poquitín en febrero, no es ni muy nuevo ni muy informativo.
Pero… ¿Y si te digo que hay gente que se ha liado la manta a la cabeza y se ha ido a vivir a un barco? ¿Qué te parece? Por el módico precio de 50.000 € a 70.000 €, que en Vitigudino de Abajo sólo te da para la caseta del perro, te compras una estupenda barcaza y cambias el amarre al banco por el amarre al puerto, que puede costar de 400 a 800 euros.
O sea, como un alquiler o una hipoteca pero incluyendo agua, luz, derecho a ducha y parking para el coche, y sin tener que realizar operaciones online, esclavizar la nómina, contratar hasta el seguro de la iguana con ellos o que tu padre te avale con la garrota porque tras avalar a tu hermano ya no le queda mucho más que ofrecerte.
De momento los que más se embarcan en este tipo de vida son guiris (ingleses, canadienses, holandeses… Ya se sabe, siempre a años luz de la galaxia hispánica) pero también hay algún español despistao que, no pudiendo vivir sin tener barco y casa a la vez, se ha instalado en el Puerto de Barcelona porque el metro cúbico de agua está más barato que el metro cuadrado de suelo.
A grandes males, grandes remedios y con tal de fumarse un par de comodidades, aunque parece que se hayan fumado alguna cosita de esas que son legales en Amsterdam -donde la vida a bordo también es más frecuente que aquí- hay quien no se piensa dos veces lo de hacer de Jack Sparrow con menos mariposeo y más garra.
Sin setas ni porritos, esta gente ha decidido libremente ganar sueño y ahorrarse pesadillas, perder comodidad a costa de ganar libertad y ganar independencia económica ahorrándose la hipoteca y demás ataduras abusivas del banco.
Los nuevos Colón, Vasco de Gama y Marco Polo destacan que su barco-apartamento es seguro y está en el centro de la ciudad. Si necesitan que la vecina les dé un poquito de sal o le eche un ojo a los niños mientras están fuera, basta con pasarse por la barquita de al lado y decir: “Mari, que salgo un momentito, vigílame a los chiquets“, y todos tan contentos. Vamos, como en un barrio cualquiera. Si luego pasas de que tu vecina sea como tu hermana a odiarla a muerte, te cambias de amarre y listo.
Otra ventaja es que te puedes ir de vacaciones en tu propia casa, como el caracol pero con más estilo. El barco debes pintarlo cada año y pagar un seguro (en un piso en tierra también) y encima te puedes permitir el exotismo de tener una gaviota como animal de compañía en lugar de un canario y, en vez de perro guardián, puedes tener un tiburón de sonrisa tan amplia como la de Julia Roberts.
Aunque tenga sus peguillas, esta idea me ha hecho soñar y sentirme un poco más romántica, bohemia y aventurera. Estoy pensando en dejar de ser espía y lanzarme a la mar para ser capitana de barco o pirata, según me dé, esperando que algún día declaren Patrimonio de la Humanidad mi casita flotante como versión acuática de las colgantes de Cuenca. Suena bien, ¿eh?
Yo estuve de Erasmus en Amsterdam y vi a muchos jóvenes que se independizaban a un barco amarradito a una casa sobre el río Amstel porque el metro cuadrado de piso es muy caro y allí vivir en un barco no es tan raro.
Creo que prefiero quedarme en casa de mis padres y seguir ahorrando para la entrada de un piso hasta que me den la hipoteca antes que irme a un barco. Sí que suena bohemio y soñador, también con un puntito aventurero, pero yo siempre he preferido tener los pies sobre la tierra.
Flipante la noticia… pero tengo entendido que tener un barco en España es carísimo, y el amarre también, me temo que en nuestro país esta tampoco es la solución… en fin como dice muy bien Matahari nos toca a grandes males, grandes remedios Yo sigo buscando la mía…
Comprar un barco es muy caro y el amarre también pero si tienes en cuenta que el barco te puede costar menos de 100.000 euros y el piso más de 100.000, y que el amarre cuesta más o menos como el alquiler o la hipoteca, hay quien se plantea hacer de Chanquete.
No obstante tienes que pagar lo cuesta el amarre que es como una hipoteca mas el crédito para comprar el barco así que es doble hipoteca. Como forma de ahorrarse dinero no me parece que sea buena pero si como alternativa al estilo de vida convencional.
Como forma de ahorrarse dinero puede ser buena si tienes en cuenta que algunos amarres tienen la luz, el agua y el parking incluido en el precio. Además, aunque te endeudes como en la compra de una vivienda, siempre será por mucho menos valor y te aporta movilidad geográfica, solo por la costa pero algo es algo. Eso sí, reconozco que hay que valer para este tipo de vida.
Puede ser una forma de ahorrarse dinero pero no de ahorrarse estar endeudado.
Pues si, viendolo de esa forma si que te ahorrarias dinero pero como bien dices sigues teniendo que estar endeudado y lógicamente es un estilo de vida muy distinto el que hay que llevar y no creo que todo el mundo sirva para ello.
Yo no serviría para ello por mucho dinero que parece que te ahorras. Es verdad que sigues estando endeudado y viviendo de otra manera, tal vez diferente a la que pensabas. Yo soy muy señorito, a mí que mi calefacción, mi agua caliente y todas mis comodidades de vivir en tierra no me falten
Cómo no, los guiris siempre más avanzados que los españoles, aunque no sé por qué tenemos que tener estos complejos, cuando España está a la cabeza de transplantes y donaciones de órganos, por ejemplo.
En fin, que yo no me iría a vivir a un barco ni loco. Para hacer un crucero y pasar unas vacaciones está bien pero no para vivir. Desde luego la gente ya no sabe qué inventar para poder tener una vivienda, esto es un síntoma de la sociedad en que vivimos.
Yo tampoco me iria, pero más que nada porque no me gustan demasiado los barcos… más bien nada… pero reconozco que es una idea genial y quien lo haga tiene todo mi respeto.
Es una nueva formula, ¿Porque tenemos que hacer siempre lo que nos dicen que hay que hacer? Si alguien creo que su economía mejorará viviendo en un barco y que se siente más comodo pues genial.
En principio lo de vivir en un barco me parece que no entra en los planes de casi nadie cuando piensa en emanciparse para formar una familia o simplemente para tener un sitio en el que vivir.
Sin embargo he de decir que como alternativa a “lo que hay”me parece una idea interesante y para nada descartable,existen otras tambien como por ejemplo renunciar al sitio en el que uno vive y buscar en los pueblos alguna casa para reformarla o comprar un terreno en el que instalar una casa prefabricada,claro que como el barco,tendria inconvenientes como por ejemplo estar alejado de los servicios que se tienen en la ciudad como colegios,hospitales y comodidades varias,precisamente por esas cositas se han ido quedando los pueblos sin gente y nos hemos ido hacinando en las ciudades o colmenas tapizadas como queramos llamarlo y por eso el precio es menor en esos sitios.
Como sociedad tendriamos que reflexionar ya que sobran millones de viviendas que a la vez hacen falta(tiene bemoles el tema ) no vivimos en una isla en la que escasee el suelo y ademas esas viviendas le estan creando problemas al dueño en foma de intereses e impuestos y tambien a los jovenes que o se van a un barco o cada vez retrasan mas la hora de formar familia y prosperar,de esta manera la natalidad(que falta hace)se pospone,claro que por otra parte se une mas la familia aunque sea a base de vivir padres, abuelos
y nietos todos apiñados en 60 metros cuadrados.
Lo bueno de vivir en un barco y con esta crisis tan profunda esque en un momento dado mientras uno de la pareja prepara el sofrito en la sarten,el otro puede echar la caña a ver que pesca para la cena.
Una reflexión muy ingeniosa, ¡gracias! Los jóvenes echan la caña para todo pero ni siquiera pillan una Renta Básica para la Emancipación por veinte mil trabas administrativas, así y con lo mal que está el trabajo, lo bajos que son los sueldos y lo caros que son los pisos no hay quien se independice.
Está claro que hay otras fórmulas de vivienda como, por ejemplo, restaurar una antigua cueva y adaptar un lugar que se destinó a otra cosa. Hay pocos pero los hay que viven así.