El Gobierno de Zapatero se plantea, por fin y ahora, mejorar el tinglao hipotecario.
Para buscar excusas con las que agotar esta legislatura mientras parece que se hace algo para ayudarnos, el Gobierno dice que los Ministerios de Economía y Justicia, en comandita con el Banco de España, están estudiando medidas para que no nos arruinemos pagando las hipotecas.
Entre lo que les ronda la cabeza no está que se vaya a cancelar la deuda entregando el piso al banco, lo que se conoce como dación en pago.
Sí piensan en aumentar la cantidad mínima de ingresos que se puede embargar a una familia, cifra que ya subió en 2010. También en eliminar las cláusulas suelo y techo, limitar al 25% los ingresos que dedicamos a pagar deudas, obligar a cajas y bancos a que nos informen más y mejor de la gran responsabilidad que contraemos al firmar una hipoteca y todo lo relacionado con la misma.
Se plantean que la empresa que tase inicialmente el piso sea independiente y no del banco, como ocurre ahora. También, que tengamos que pagar menos del 29% de intereses de demora que tendríamos que pagar si nos ejecutaran la hipoteca ahora.
Además, quieren que el banco no pueda quedarse con el piso por el 50% de su valor de tasación, teniendo nosotros que pagarle el resto, sino que el banco pague más dinero por la casa que se queda, y nosotros menos.
El Gobierno piensa en plazos más largos en las ejecuciones hipotecarias y que la gente que echan de su casa pueda quedarse pagando un alquiler.
Lo único que les preocupaba hasta ahora y, sinceramente, lo único que en el fondo les sigue preocupando aunque no lo digan abiertamente, son los bancos que financian a sus partidos.
Si perdemos el empleo, llegamos a fin de mes, podemos comprarnos un piso o pagárselo al banco es algo que no les quita el sueño. Y debería, pues están en el poder o en la oposición porque les hemos votado para que representen nuestros intereses y no los suyos propios. Pero eso es un bonito cuento de los que ya no se tragan ni los niños.
Estas medidas serán muy bienvenidas siempre que contribuyan a que nos podamos enfrentar mejor a la jungla de hipotecas en la que sobrevivimos. Sin embargo, para miles de familias llegan demasiado tarde y después de que perdieran la voz gritando los abusos de los bancos y pidiendo justicia.
De momento solo son buenas ideas, buenos propósitos como dejar de fumar, adelgazar y aprender inglés que cada vez que comienza un nuevo año juramos y perjuramos que vamos a cumplir. Estoy deseando ver si, como ha dicho el presidente del Gobierno, pasan de la fantasía del buen samaritano a la realidad en las próximas semanas. Y es que hechos son amores y no buenas razones.
Quiere que creamos que le importamos y que nos va a ayudar, aunque a mí me parece que es un humo más negro que el que acechaba en la serie Perdidos.
Esto no hay quien se lo fume ni como pipa de la paz.