Aumenta la firma de hipotecas: ¿realidad o espejismo?

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Hace poco nos desayunamos con que en junio la firma de hipotecas aumentó un 19% con respecto a los préstamos hipotecarios formalizados en junio del año pasado, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es una barbaridad. Una cifra increíble que nos da pie a especular y, por qué no, a soñar un rato despiertos.

¿Las estadísticas ya reflejan que se ha abierto de verdad el grifo de las hipotecas? ¿Es cierto que se firman más que antes o esto es pasajero?

Que un mes aumente la contratación de préstamos hipotecarios no da pie a pensar que se ha reactivado la compra de vivienda ni la concesión de hipotecas. Dado que su número ha estado hasta marzo cayendo sin parar, lo más prudente es esperar a ver qué pasa durante los próximos meses.

Esto es como la cifra del paro y como tantas otras cosas: para hablar de una tendencia hay que esperar a ver si la cosa se repite durante unos cuantos meses seguidos. Por matar un perro no se es un mataperros, aunque el refranero popular diga que sí.

Las cifras hay que verlas en su contexto. Este 19% se da con relación a junio del año pasado, cuando la cosa estaba más parada que un peatón civilizado ante un muñeco en rojo. Y qué decir sobre este año… Si en abril y mayo, los dos meses anteriores al estudio, las hipotecas habían bajado con respecto a los mismos meses del año anterior…

También es verdad que un 19% es tela marinera. Mucho más que el tímido y ridículo 2% con el que nos pusimos tan contentos en marzo, cuando sacamos los fuegos artificiales porque vimos que la firma de hipotecas subía algo -por poco que fuera- por primera vez en 46 meses (casi cuatro años).

¿Se firman más hipotecas? Sí. ¿Hay más hipotecas? No. En los seis primeros meses de este año se ha visto que hay un 14% menos préstamos que el año pasado. La fluidez del crédito aún tiene que reflejarse en las estadísticas para demostrar que esto no es flor de un día.

No nos flipemos aún. Cierto es que los bancos han abierto el grifo del crédito. A ver, qué remedio les queda si quieren ganar dinero y captar a los clientes con pasta, que haberlos haylos por ahí, sólo hay que encontrarlos. Y para eso la banca se ha puesto guapa, ha desempolvado los carteles de hipotecas, les ha sacado brillo bajando un poco el diferencial si es preciso, los ha colgado de la caña y se ha puesto a esperar que piquen unos cuantos.

Esto puede ser un punto de inflexión, puede que aumenten las hipotecas, ya se verá, pero tampoco esperemos una barra libre de dinero ni mucho menos en las condiciones anteriores a la crisis. Y menos mal, porque aunque no lo parezca, semejante cachondeo financiero no nos beneficia nada.