Tu situación ha cambiado, la cuota de la hipoteca te apura la economía en casa y quieres bajarla para ir menos asfixiados, más relajados o simplemente para poder pagarla. ¿De qué manera se puede reducir para que sea más asequible?
Una forma es amortizar hipoteca en cuota, para que ese dinero que pagas por adelantado te reduzca la cuota mensual en cierta cantidad de euros, según el dinero que amortices.
Esto es válido si tienes ahorros o te cae algún dinero de golpe, como por ejemplo una indemnización por despido, que te pondrá las cosas más fáciles mientras estés en el paro.
Otra forma es utilizar el periodo de carencia, si es que tu hipoteca y tu banco lo contemplan. Consiste en pagar durante cierto tiempo sólo los intereses, sin nada del capital pendiente.
Si la cosa te va fatal y el banco te lo permite, en vez de aplazar el pago del capital puedes aplazar el pago de la cuota entera durante el tiempo que te venga bien y/o te permita el banco.
Otra manera de rebajar la cuota es alargar el plazo de la hipoteca. Es decir que en vez de devolver el dinero en 25 años, amplíes el tiempo a 30 ó 40 años. Esto, como lo anterior, tienes que hablarlo con la entidad y cruzar los dedos para que lo acepte. Que te diga que sí dependerá de si has pagado puntualmente, no tienes otras deudas, sigues teniendo ingresos, etcétera. En todos los casos, la desventaja es que al final habrás pagado más intereses.
Si esto no cuela puedes pedir que te baje el tipo de interés. Quizá tengas uno más alto y la amenaza de irte a otra entidad le lance a hacerte una contraoferta que satisfaga tus necesidades y se ajuste a tus posibilidades de pago. Si se niega, puedes llevarte la hipoteca a otra entidad (subrogación), que quizá te reciba con los brazos abiertos porque necesita clientes, aunque si detecta que es porque tienes problemas de pago quizá no sea tan receptiva.
Ten en cuenta que algunos bancos cobran comisión por todas o alguna de estas operaciones y que cambiar las condiciones de la hipoteca se llama novación y requiere firmar un nuevo contrato ante notario, con gasto incluido. Debes estudiar si te compensa a cambio de rebajar la cuota o si tu economía te permite hacerte cargo de este gasto extra, por mucho que ello suponga a la larga un ahorro en la hipoteca.