De aquellos dispendios, estas deudas

El que se desayuna con bancos, termina endeudado hasta las trancas y a barrancas

El que se desayuna con bancos, termina endeudado hasta las trancas y a barrancas

Seguro que más de una vez te habrás preguntado por qué vivimos una crisis en las hipotecas, con lo bien que estábamos antes.

Aunque nos hemos dado cuenta de que habíamos pedido pasta a los bancos por un tubo y nos dieron eso y más con alegría, mola saber que el presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) está de acuerdo en reconocer que los bancos hicieron “bobadas” antes de la crisis.

Lo que este hombre, llamado Santos González, opina que son bobadas, tratando de restarle toda la importancia que en realidad tiene, explica por qué ahora no se da una puñetera hipoteca y por qué hay más impagos, embargos y desahucios que fans del Fary.

Aunque reconoce que los préstamos más afectados fueron los firmados entre 2005 y 2007, en pleno apogeo de sentirnos los mejores, bueno y qué, dice que los bancos fueron demasiado optimistas, pero que esta corriente de buen rollo hipotecario y dispendio económico de la pasada década fue sin querer, puesto que ningún banco dio más dinero del que creían que podríamos devolverles. JA – JA – JA. A esto le llamo yo tener más cuento que Caperucita Roja.

Este hombre solo reconoce que el 2,5% de las 5 millones de hipotecas firmadas en los 10 últimos años hayan resultado ser morosas.

Parece una cifra baja que, en mi opinión, está ocultando una cifra mayor. No me puedo creer que la morosidad sea tan baja. Y suponiendo que lo sea, ¿alguien ha contado cuántas familias más subsisten como pueden con la pensión de los abuelos, el dinerillo en negro que se gana haciendo no sé qué y chupando de los ahorrillos que ya están más escuálidos que una modelo?

Seguro que por cada hipoteca ejecutada (230.000 según la AHE en lo que llevamos de crisis) hay al menos otras cinco cuyos titulares están haciendo malabarismos sobre el hambre y el alambre.

Dado que los bancos no quieren que se les atragante ni un piso más, puede que estén algo más conciliadores cuando una persona con dificultades para pagar la hipoteca llama a su puerta, pero tampoco creo que estén siendo demasiado comprensivos ni benevolentes, a pesar de haber sido ellos los que aflojaron la mosca sin medir adecuadamente las consecuencias.

Aunque este hombre no reconozca toda la verdad y nada más que la verdad, las cifras hablan por sí solas. El año pasado se ejecutaron 93.622 hipotecas, solo un 0,32% más que en 2009, cuando sí se habían disparado un 59% respecto a 2008.

Aunque no estamos definitivamente hundidos, sí andamos muy tocados. Ni quitarnos la deducción de la hipoteca en la Declaración de la Renta ha achuchado la venta de pisos: en enero han subido las hipotecas más de 26,1% respecto a diciembre, pero si lo comparamos con el enero anterior, han bajado un 7,9%.

¿Lo veS tory?, que decía el chiste. De aquellos barros, estos lodos.

17 pensamientos en “De aquellos dispendios, estas deudas

  1. Ex Perto

    A nadie creo que le quede duda ya de que los bancos son los auténticos culpables de la crisis, dando hipotecas que no tenían que haber dado y aumentando la especulación inmobiliaria. Los únicos que no lo ven o no lo quieren reconocer son los propios bancos.

  2. JC

    No estoy de acuerdo con que los bancos sean los auténticos culpables de la crisis. Son culpables, sí, y mucho, pero lo de echarle la culpa siempre a otros es muy del género humano… Siempre la culpa es del resto, y nuestra nunca…

    Pues señores, también somos culpables todos…. A mí me da igual que el banco me ofreciera un crédito de mucho dinero… Yo me fijé y pensé… Si vienen mal dadas, qué hipoteca puedo pagar?? Y me compré un piso a 50 kms de Madrid, donde podía pagarlo…

    Si hubo mucha gente que no se paró a hacer cálculos, pues también es culpa suya….

    1. Matahari

      Tienes toda la razón, pero como dice el refrán: contra el vicio de pedir, la virtud de no dar. Si la gente se endeuda por encima de sus posibilidades, lo cual está mal hecho, es porque un banco o una caja la dan el dinero que pide, sin preocuparse de si lo devolverá o no cuando suban mucho los tipos de interés.

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