En estos casi 12 años desde que estalló la crisis (cuidadín que todo apunta a que viene otra…), los bancos por no firmar, no firmaron casi ni hipotecas inversas.
Este tipo de préstamos han sido siempre famosos porque las personas mayores de 65 años, cuando ya tienen pagada la hipoteca (o no del todo), le entregan el piso al banco (o a veces al centro de mayores en el que están viviendo) y a cambio reciben una cuota para complementar los gastos que tienen en ese momento, generalmente por los cuidados que reciben.
Pero terminó desapareciendo porque los bancos cerraron el grifo del dinero hasta el extremo y porque tampoco los mayores que recurrían a ella (y sus herederos) quedaban totalmente conformes con ella.
Esta fórmula, que estaba más en desuso que el chicle Boomer, ha saltado de nuevo a los portfolios de algunas entidades o empresas de préstamo desde que en 2013 se vieran firmar las últimas entre remolinos silbantes de ramitas como los que pululan por el desierto.
Básicamente existen dos tipos de hipoteca inversa: en el que conservas la propiedad de la vivienda y en el que no. En ambos la casa debe tasarla una empresa homologada e interviene un asesor externo independiente para vigilar que la entidad con la que firmas no abusa ni hace cosas raras. Por cierto, no hay impuestos y está exenta de tributar en el IRPF.
Si conservas la propiedad de la vivienda y luego la heredan tus hijos o quien tú quieras, puedes esperar que te den entre el 25% y el 45% del valor de tasación. El problema es que si luego tus herederos quieren recuperar la casa sin cargas, tienen que pagar lo que te prestaron o en otros casos la vivienda directamente se la queda la entidad financiera.
Si no conservas la propiedad de la vivienda es que vendes la nuda propiedad, que es la esperanza de heredar algún día mientras tú usas el piso hasta que te mueres. En este caso obtienes más dinero (entre un 50% y un 80% del valor de la vivienda, según la ubicación, la edad, el estado de salud del titular, etc…), peeeero tus herederos no pillan na de na porque cuando falleces, la propiedad pasa a ser de quien te prestó el dinero.
Como no parece un producto ventajoso ni un chollo, sino más bien el negocio jugoso de algunos con la necesidad de otros, lo recomendable es recurrir a él sólo si realmente se necesita el dinero y no hay otra manera de conseguirlo.