Los bancos, dispuestos a prestar el máximo dinero

La moda es la finciación a medida: miran cómo eres y te hacen una oferta

La moda es la finciación a medida: estudian tu perfil y te hacen una oferta

La banca se rinde a la evidencia. La gente no tiene pasta y, por tanto, es incapaz en muchos casos de ahorrar el 20% del precio de la vivienda, más el otro 10% que se venía cobrando por los gastos de la hipoteca, que están en entredicho por una sentencia del Tribunal Supremo de diciembre de 2015.

Te preguntan de dónde viene el dinero. No les parece lo mismo que lo hayas conseguido ahorrar tú que si te lo ha regalado la familia.

Se fijan mucho en la capacidad de ahorro y con los salarios a la baja, los empleos inestables o temporales y el paro aún muy alto no es tan fácil lanzarse a la compra de una vivienda, porque a ver quién es el guapo que antes de los 30 años es capaz de tener un empleo estable, bien remunerado, con antigüedad y además ahorros para afrontar la compra de una vivienda. ¡Ja!

Hipotecas por el 100% del precio del piso hace al menos 8 años que sólo se ven para las casas que los bancos acumulan sin vender. Parece mentira, pero casi 10 años después de estallar la crisis inmobiliaria, la banca todavía atesora más viviendas de las que desearía, siguen teniendo portales inmobiliarios, hipotecas especiales y empresas propias para ver si se los sacuden de encima.

Para el resto de hipotecas, la financiación llega hasta el 80% como máximo, por dos motivos. El Banco de España les obliga a provisionar (tener ahorrado) un dinero extra si la hipoteca es por más del 80%, ya que considera que sería un préstamo de riesgo porque dejar más del 80% aumenta las probabilidades de impago. De otro lado, prefieren dar mejores condiciones para que compres sus pisos, y sacárselos de encima de una vez. Los pisos sólo les dan gastos, las hipotecas les dan ingresos.

Aunque hace años que las hipotecas se dan por el 80% del valor del piso o la tasación (el que salga más bajo), las entidades preferían financiar entre el 50% y el 70%, para arriesgarse lo menos posible. Pero se han dado cuenta de que esto sólo está al alcance de quien ya tiene una casa comprada y la cambia por otra, o quien se lanza a por una segunda residencia, o los perfiles VIP o funcionarios -que haberlos, hailos-, con sueldos altos, empleos estables y ahorros de campeonato.

Para los demás, que son mayoría, la banca ha abierto la mano y financian hasta el 80%. Incluso me llegaron a decirí en una sucursal de Bankinter que prefieren operaciones de mucho dinero, ya que hipotecas de bajo importe dan poco dinero. Les resulta más rentable conceder 180.000 € que 50.000 € porque ganarán más en intereses y durante más años, porque por lo general, las hipotecas de mayor importe se pagan durante más tiempo.

Además, ante tanta hipoteca cancelada que no se compensado con hipotecas nuevas, las entidades tienen necesidad de recuperar clientes. En la crisis cerraron el grifo del crédito y, como se han dado cuenta de que ganan menos con las hipotecas porque ha bajado la cantidad de dinero prestada, de nuevo se han lanzado al préstamo. Eso sí, sin cometer las irresponsabilidades del pasado.

7 pensamientos en “Los bancos, dispuestos a prestar el máximo dinero

    1. Maria Fernandez

      yo con la banca, bancarios, banqueros, políticos…..etc…no quiero saber nada……:D sarpullidos me dan los bancos y los tengo todos al lado de casa………:’(

  1. Santi Jaume Feiner Alonso

    Dispuestos a prestarlo a quién no lo necesita puesto que los requisitos impuestos por los departamentos de riesgos son tan conservadores y espartanos que la propia aversión al riesgo bancario apoyado en una normativa absolútamente favorable a los bancos que en absoluto comparten el riesgo de las inversiones evitan que el talento pueda generar desarrollo económico y empleo.
    Asi que…..mucho anuncio pero poca realidad.

  2. Coral Gomez Dominguez

    Se lo dan a quien tiene pasta. Grandes empresas…porque al pobre autónomo que lo necesitaría para que su negocio fuera mejor, na de na
    Banco= negocio. Había que tener el dinero debajo del colchón como hacían los abuelos.

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