Hace tiempo que los pisos ya no valen lo que pagamos por ellos. No es que lo valieran cuando nos dieron la hipoteca para comprarlos, pero al menos si lo vendíamos alguien estaba dispuesto a darnos por la casa ese mismo dinero que habíamos pagado por ella.
Hace un tiempo que ya no es así. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis, el precio de los pisos ha bajado de media en España un 30% y los más perjudicados ahora son los que compraron en pleno boom de precios entre 2004 y 2008.
Ya dije hace tiempo que estas hipotecas se llaman underwater; en resumidas cuentas, unas hipotecas que te dejan con el agua al cuello para pagar algo que ya no vale lo que cuesta.
Y hay que volver a decirlo porque para este año se calcula que una de cada cuatro hipotecas, el 25%, está por encima del valor del piso, mientras que en 2010 solo estaban en esta situación el 8%. Es una estimación de la agencia Standard & Poor’s, que considera que si los precios siguen bajando, habrá todavía más hipotecas en esta situación.
Según a qué consultora preguntes, te dirá que hay entre 250.000 y 300.000 hipotecas en esta situación y que los más afectados por este tema son los que compraron en zonas donde la vivienda ha caído como un crío en una tirolina, por ejemplo la costa mediterránea, o a los que les prestaron el 100% o más del valor del piso.
Ya fastidia bastante saber que tienes que currar más para pagar algo que ya no vale lo que te piden, pero escuece el doble cuando tienes que poner ese piso a la venta y no obtienes lo que esperabas. O cuando el banco se lo queda, te da una birria por él en una subasta a la que no fue ni Blas y encima te pide que le pagues el resto.
Es lo que tiene haber comprado cuando los pisos estaban tan caros. La gente estaba llena de orgullo y satisfacción por haberse comprado un piso que valía un ojo de la cara y parte del otro, sin caer en la cuenta de que eso tal vez habría que pagarlo más tarde, poniendo las dos mejillas porque no hay nada por la cara.
Y la cosa no tiene por qué mejorar, desgraciadamente. Aunque el cutre código de buenas prácticas del Gobierno frene algunos desahucios y la gente se divorcie menos por la crisis, seguirá habiendo embargos y parejas rotas que querrán vender los antiguos niditos de amor. Si sumas que el precio de los pisos seguirá bajando en los dos próximos años, los que deban más por el piso de lo que realmente vale serán más del 25%.