Ya es oficial: en 2010 las hipotecas se han vuelto a pegar una leche de las que solía amargar Ruiz Mateos a Boyer.
Lo pensabámos, lo inutíamos, lo notábamos: el número de hipotecas cada vez es menor desde que empezó la crisis porque los bancos no sueltan un duro ni a su abuelita pidiendo en la puerta del Metro.
La AHE (Asociación Hipotecaria Española), que de hipotecas se supone que debe de saber algo porque se empeña en medirlas estadísticamente desde 1996, dice que 2010 se ha cerrado con un 2,06% menos hipotecas que 2009. Vamos de mal en peor porque, precisamente, fue en 2009 cuando las hipotecas empezaron a caer en picado en estos cálculos.
A pesar de que a los cerebritos que han puesto en marcha la subida del IVA y el fin de la desgravación fiscal por compra de vivienda habitual les hubiera gustado que se notaran las medidas, ninguna de estas célebres ideas ha servido para que el número de hipotecas sea mayor, ni su saldo global tampoco.
Según la AHE, la cantidad de dinero que los bancos y cajas -algo más tacañas que los otros- nos tenían prestado a 31 de diciembre de 2010 -la friolera de 1,7 billones de euros-, ha caído 22.665 millones respecto al año anterior porque a la gente le da por amortizar hipoteca a finales de año, a ver si así se desgravan algo al hacer la Declaración de la Renta al año siguiente.
Otra excusa que pone esta asociación para explicar la bajada de hipotecas es que hay muchas que se han subrogado, que las hemos cambiado de entidad, vamos. ¡Encima llamándonos chaqueteros, asín por el morro!
Aunque esta organización crea que durante este año se van a firmar más hipotecas, es difícil que sea así porque los bancos cada vez dan menos, con condiciones más duras y volviéndose sibaritas a la hora de escoger a los que se endeudan con ellos.
En cuanto a la cantidad que les debemos, también será menor porque para mayor cabreo nuestro cada vez prestan menos cantidad de dinero. Como no hay peor ciego que el que no quiere ver, esto para qué lo van a tener en cuenta.
Lo que hacen es escribir la carta a los Reyes Magos por adelantado y pedir que el entorno económico esté más estable y que mejore la confianza del sistema financiero. Sí, sí, sí… Todo esto está muy bien, ¿pero es que no ven que Walt Disney no es el presidente del Gobierno, aunque a veces lo parezca?