Donde dije digo, digo Diego… Y vaya cachondeo. El lunes pasado el Tribunal Supremo modificó un artículo del reglamento de la ley hipotecaria y no un artículo cualquiera, sino precisamente el que atañe al pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), el que pagas cuando firmas una hipoteca y que supone lo más caro de todos los gastos que acarrea firmarla.
Es precisamente lo único que el mismo Tribunal Supremo dijo en marzo de este año que debíamos pagar los clientes. Ya había reconocido anteriormente que el cliente puede esperar que el banco corra con el resto de de gastos de la hipoteca, al menos el registro de la propiedad y las copias de la hipoteca que el banco se queda.
Pero claro… No tuvo valor de sentenciar que el banco es quien debe hacerse cargo de los impuestos. ¿Por qué? Sencillamente porque es lo más caro, se ha estado pagando en todas las hipotecas desde años, así que la anulación de este pago supondría una pérdida de dinero para la banca, tanto en las futuras hipotecas, en las que debería hacerse cargo del pago del impuesto a partir de ahora, como en las hipotecas ya firmadas, al menos hace 4 años o que haga menos de 4 años que las terminaste de pagar.
Esta maravilla de noticia es la que recibíamos el lunes: que el Tribunal Supremo se desdecía con respecto a su postura anterior y entonces el banco debía pagar el impuesto, abriendo la puerta al ahorro para los nuevos hipotecados y a las reclamaciones para los antiguos. Peeeeero… Poco dura la alegría en casa del pobre.
Cuando no habíamos terminado de celebrarlo, va el Supremo y nos agua la fiesta ooootra vez, diciendo que bueeeeeno, lo tiene que pensar mejooooor, y que claro, como este bombazo tiene una gran repercusión social y económica, deja sin efecto lo que dijo el lunes (ooooohhhh) porque tiene que repensar su decisión. ¿¿¿Ein???
¡¿Pero cómo se come eso…?! Es una falta de seriedad y la primera vez que el Supremo lo hace. Cómo se nota que no quiere perjudicar a la banca. En el fondo sabe lo que tiene que hacer: evitar que paguemos el impuesto y cargárselo a las entidades, porque es quien realmente saca partido de que la hipoteca se firme ante notario y se inscriba en el registro de la propiedad.
Al igual que a los políticos, le da miedo que dos docenas de bancos se le echen encima, por su inmenso poder, en cambio no tiene miedo de que los 8 millones de hipotecados nos echemos a la calle a protestar activa y masivamente para reclamar lo que es de justicia, lo que es nuestro. Algo estamos haciendo mal nosotros también, cuando andamos tan dormidos, tan pasivos esperando a ver por dónde le sopla el viento al Supremo.
De momento no se sabe cuándo habrá una nueva sentencia, una firme y definitiva de la que un tribunal tan serio no se retracte días después. Esperemos que sienta el aliento de Europa en la nuca, único motivo por el que suele dictar sentencias contrarias a la banca, y esos 31 magistrados que van a votar sobre el caso nos permitan por fin recuperar los impuestos que pagamos abusiva e injustamente, y poder recuperar así todos los gastos de la hipoteca, que de media oscilan entre los 2.500 y los 3.000 € por hipoteca.
De momento vamos pasito a pasito, creíamos que habíamos ganado la batalla definitiva, esa que nos abre la puerta a ganar la guerra, que en realidad no ganaremos definitivamente hasta que el banco nos devuelva todo el dinero. Eso sí… Preparémonos porque si no tuviéramos que pagar los impuestos, ya buscará la banca la manera de repercutirnos el gasto por otro lado como acostumbra a hacer. Ya sabes… La banca nunca pierde.