Como si a Caja Castilla-La Mancha le fueran bien las cosas, ahora va un juez de Cuenca y dice en una sentencia que la cláusula suelo de 27 préstamos hipotecarios es nula, así que tiene que dejar de aplicarse inmediatamente en esas hipotecas.
Y lo que es más interesante todavía: tendrá que devolver el dinero cobrado de más a los hipotecados desde que el Euríbor se puso más bajo que su mínimo a pagar, que es lo que se llama suelo. También devolverá los intereses generados durante todo ese tiempo, así que la gente que tenga esas 27 hipotecas saldrá ganando pasta.
Tras estudiar la demanda puesta por la asociación de consumidores Adicae, el juez piensa que esta caja manchega redactó ella sola el contrato de la hipoteca, puso la cláusula porque quiso y el hipotecado estuvo chitón y punto en boca, lo que generó una desigualdad tremenda.
Un caso parecido se ha dado en Unicaja, que tendrá que devolver 225.000 pavos a 28 hipotecas con cláusula suelo. También ha sido obra de Adicae, que además ha conseguido que se devuelva el dierno a los de Cajamar e Ipar Kutxa.
Es una gran noticia para los que pierden de vista esta cláusula y recuperan el dinero, pero no es la única que se ha producido después de que el Tribunal Supremo se cargara el suelo de Cajamar, BBVA y Novagalicia Banco el pasado 9 de mayo.
El BBVA ha quitado el suelo de sus hipotecas más a regañadientes que otra cosa. Sin embargo, Novagalicia Banco no sólo ha quitado el suelo sino que, voluntariamente, acaba de devolver a sus clientes 39 millones € de los intereses cobrados de más; 19 millones son de lo pillado ilegalmente con el suelo y los otros 20 kilos son para reducirles capital pendiente de pago.
Pero ahí no acaba lo flipante: además de los 39 millonacos, Novagalicia Banco les va a dar un 4% de intereses en compensación por todo el tiempo que ha pasado desde que les empezó a cobrar de más por la cláusula suelo.
Aquí es donde se ve la buena voluntad de un banco, que por supuesto ya no tiene ni un solo préstamo, nuevo o antiguo, con cláusula suelo.
Y es que en esto, como en todo, se ve las ganas que tiene una entidad de hacer las cosas bien, de ajustarse a una sentencia, de parecer que lo hace bien pero lo sigue haciendo mal o de encima presumir de que siempre se hizo mal, pero se informó a la gente… Es el caso del Sabadell y el Popular, que llevan siglos con el suelo pero no lo va a quitar ni aunque se lo pida el Papa en persona.