Una vez más, los diputados del Congreso se han negado, en el caso del PSOE, o ha mirado para otro lado, en el caso del PP, PNV y CiU, que se abstuvieron de aprobar que podamos cancelar la hipoteca entregando el piso al banco.
Este invento, que se llama dación en pago y funciona estupendamente en Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, y otros países desarrollados, se ha votado ya cuatro veces en los dos últimos años, casi siempre a petición de Izquierda Unida, y otras veces por partidos nacionalistas como el BNG (Bloque Nacionalista Galego), que es quien lo ha propuesto ahora.
Era de prever. Los partidos políticos no quieren mojarse, escudándose en que ya se ha creado una comisión parlamentaria de vivienda para estudiar el sistema hipotecario español y proponer cambios y mejoras.
Vaya bonita forma de arruinar, otra vez, lo que podría haber sido un camino abierto para introducir esos cambios y mejoras de una vez por todas. Se podría haber empezado ahora, pero los políticos que creemos que representan nuestros intereses no quieren abordarlo, porque para ellos es un marrón en el que no ven forma de sacar tajada.
Primero decían que los bancos saldrían perdiendo si les devolvemos el piso para cancelar la hipoteca. Ahora, se pasan la pelota de manera indecente y vergonzante: se crea una comisión que tardará meses en estudiar los problemas hipotecarios que, por otra parte, son notorios y manifiestos, y se nos han oxidao las cuerdas vocales de tanto gritarlos.
Después se vota la cuestión en el Senado y se niegan a aprobar nada porque para eso ya se ha creado una comisión en el Congreso, donde también se niegan ahora a votar a favor, con la misma excusa de la comisión, que hasta noviembre no dará a luz las mínimas conclusiones que los políticos ya deberían tener requeteclaras.
Ya lo dicen los propios diputados en los pasillos del Congreso: “si no quieres resolver un problema, crea una comisión”.
Nos están dando falsas esperanzas. Aunque tenemos el apoyo de la asociación Jueces para la Democracia, políticos retirados, las Plataformas de Afectados por la Hipoteca -que proliferan como los champiñones- y otras organizaciones, es imposible que se apruebe para las hipotecas ya ejecutadas y poco probable para las que se firmen en el futuro.
Por si acaso nos quedan dudas o ganas, la Agencia Negociadora tira por tierra nuestros sueños y esperanzas, basándose en el sistema de hipotecas británico para calcular cómo sería si en España hubiera dación en pago.
Quieren que desistamos metiéndonos miedo en el cuerpo al hablar de préstamos hipotecarios que se encarecerían un 20%; que solo serían del 50% y no del 80% del valor del piso, que habría que devolver en 20 años en lugar de 30 o 40; mayores trabas y exigencias respecto a nuestra solvencia; intereses fijos que pasarían del 6% al 9% e intereses variables que pasarían del 3,5% al 7%.
Con el mercado laboral tal y como está, ¿quién podría permitirse tener un piso en propiedad, ni siquiera con una de estas hipotecas? Nos quedaríamos en plan Borja Thyssen: aspirando a heredar del pelotazo que dieron nuestros padres, haber nacido ricos sin tener que preocuparnos nunca de dónde vivir, o ambas cosas.