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¿El banco obligó a que te avalaran tus padres para darte la hipoteca?

La sentencia abre la puerta a un nuevo motivo de reclamación al banco

A la banca le caen palos por todas partes, por eso el Tribunal Supremo le ha reconocido últimamente la nulidad de la cláusula multidivisa en este tipo de hipotecas, pero no la abusividad del IRPH ni el el pago de los impuestos en los gastos de la hipoteca.

El nuevo palo viene de la mano de una nueva sentencia, dictada en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Estella (Navarra), en la que se anula la cláusula por la que los padres de la persona hipotecada debían ser avalistas por obligación.

Sí, sí, no es que quisieran avalar por ayudar, que muchos padres también lo hacen y es lógico, es el que el banco les obligó, poniendo como condición indispensable que avalaran a su hijo para darle la hipoteca. El abogado que ha ganado el caso reclamó este abuso, junto a otros, y la juez les ha dado la razón.

Ha considerado que la cláusula que obliga a los padres a ser avalistas es nula y queda sin efecto inmediato, liberando a los padres de la pesada carga de avalar con sus propiedades durante décadas. En caso de los jóvenes que compran su primera vivienda (incluso la segunda si luego se cambian) suele ponerse la hipoteca a 30 años.

Tres décadas en las que papá y mamá quedan atados a que a su hijo o hija le vayan las cosas bien y pueda pagar, con la tensión que eso supone y con el riesgo de que, si por cualquier motivo le va mal y deja de pagar, el banco arremete contra sus propiedades, generalmente la casa que ya tienen pagada a base de esfuerzo. Un gran riesgo y mayor atadura porque, si los padres lo necesitan, tampoco pueden vender la casa que pusieron como aval.

Esta sentencia puede liberar a todos los progenitores que hayan sido obligados por el banco a avalar a sus hijos, ya que sienta jurisprudencia: un precedente al que agarrarse para reclamar que se elimine esta cláusula.

Lo primero es hablarle al banco de esta sentencia y pedirle que retire la obligación de que avaléis a vuestro hijo o de que tus padres tengan que avalarte. Si no quiere, se pide formalmente por escrito y, si en dos meses no contesta o se niega, siempre se puede denunciar en los tribunales, aunque en ese caso, como es algo costoso, merece la pena reclamar más cosas juntas como los gastos de la hipoteca y otros abusos que haya.

Si no los sabéis detectar, enseñadle el contrato de la hipoteca a un abogado especializado en abusos bancarios que ya veréis cómo rápidamente encuentra un montón de cosas que podéis reclamar, como ha pasado en esta sentencia de Estella, en la que se han denunciado y ganado bastantes temas juntos (suelo y gastos, entre otros).

Una cosa es avalar porque quieres y otra porque te obligan. La sentencia sólo contempla el segundo caso. Durante la crisis y antes de ella fue una práctica muy habitual recurrir a avales para dar o pedir hipotecas. Aunque ahora se usa muchísimo menos, todas estas hipotecas siguen existiendo y pueden reclamarse si el aval fue impuesto y no voluntario.

Errores a evitar antes de firmar la hipoteca (I parte)

No todo es siempre de color de rosa

No todo es siempre como lo pintan

Firmar una hipoteca es una de las cosas más serias que existen. Hay una casa de por medio, está parte de tu sueldo en juego y si las cosas salen mal las consecuencias son catastróficas.

Uno de los errores más comunes es endeudarse (o pretender hacerlo) por encima de nuestras posibilidades. Para vivir en una casa como la de tus padres tienes que tener la misma posición socioeconómica que ellos, que seguramente han tardado años en alcanzar y que no se tiene a los veintipocos, especialmente en estos tiempos de paro y precariedad laboral.

Ojalá puedas ahora comprar la casa de tus sueños, aquella para toda la vida, pero lo normal es que no y que debas tirar más por lo bajo, en precio y metros cuadrados. Es mejor pagar nuevamente los gastos de compraventa en el futuro, al cambiarte a una casa mejor cuando puedas hacerlo, que arriesgarlo todo por tirar por lo alto y después no poder hacer frente si pierdes el trabajo o sube mucho la cuota hipotecaria.

La mayoría de bancos financian hasta el 80% de la vivienda, llegando sólo al 100% en el caso de que el piso sea de su stock inmobiliario. Para ello debes tener previamente la cantidad que el banco no te presta y contar con que después la cuota de la hipoteca no debe superar el 30-35% de los ingresos totales de la unidad familiar.

Piensa también que ahora el Euríbor está muy bajo y que estás ante las cuotas más baratas que vas a pagar a lo largo de la larga vida del préstamo. Calcula, por tanto, si podrás asumir el gasto si el Euríbor se pone en el 3%, que es su media histórica.

Otro error frecuente es pedir ayuda a la familia y que te avalen por el piso entero. Esta situación ha arrastrado a la ruina a padres que ya tenían su vivienda pagada y han visto cómo su hijo perdía la suya y ellos también. Lo mejor es implicar a la familia lo menos posible y, de hacerlo, asegurarse de que no tendrá grandes consecuencias.

Los avales se heredan y si los padres fallecen el aval a uno de los hijos lo heredarán el resto de los hermanos. Mejor sería avalar por una cantidad concreta de la hipoteca o no avalar en ningún caso, porque si el banco lo pide es porque no tiene claro que puedas pagar y, de ser así, mejor no endeudarse. Las consecuencias son la pérdida de la vivienda y la grandísima dificultad de volver a empezar.

Continuará…

Los riesgos de ser avalista y cómo dejar de serlo

Ser avalista es un marrón que a algunos les toca comerse

Ser avalista es un marrón que algunos se comen

Seamos sinceros: ser avalista es muy bonito, muy heroico, súper generoso, pero también un marronazo impresionante. Como la persona a la que avalas deje de pagar, el banco arrampla con tu piso, tu coche, tu sueldo, tu garaje y hasta tu ropa interior presente y futura, hasta que pagues la deuda a la que la otra persona no puede hacer frente.

Cuántos padres y madres hemos visto ahora en la crisis perder su casa, o estar a punto de hacerlo, porque sus vástagos han dejado de pagar la hipoteca. Verdaderos dramones de telenovela, para gente que tiene pagada su casa desde hace años, cuando estas cosas no pasaban.

En las ofertas hipotecarias ya no se habla de avales ni avalistas, al menos de entrada, aunque supongo que, cuando aparezcas por la sucursal a preguntar por hipotecas y te metas en materia con el del banco, seguro que el tema sale a relucir si no creen que tengas un perfil lo suficientemente VIP y solvente como quieren. Y ya que las exigencias han aumentado un montón, aunque se relajen en algunas hipotecas, no es de extrañar que te pidan que alguien te eche una mano avalándote por si sale mal la jugada.

Si el banco no te cree tan capaz de pagar una deuda como para pedirte un avalista, ¿por qué el avalista se arriesga? Normalmente por el amor que se tiene hacia los hijos, pero estaría bien plantearse otra manera de ayudarlos que no entrañe el riesgo de perder todas tus cosas presentes y futuras hasta que pagues la deuda que otra persona deja pendiente.

Una forma es la del hipotecante no deudor. Avalas la hipoteca de alguien hipotecando parte de tu piso, pero sólo con una parte, que es la que arriesgas y la que realmente pierdes si a quien avales deja de pagar. De esta forma sólo palmas una parte de patrimonio y no todo hasta hacer frente a su deuda.

Sólo se puede dejar de ser avalista porque la hipoteca de quien avalas termina de pagarse, porque se hace una novación o un cambio de avalistas. Una novación es firmar un nuevo contrato sacándote de la ecuación como avalista. Esto sólo lo aceptan los bancos si el/los avalado/s tienen una impecable trayectoria de pago y se muestran capaces de seguir así. Cambiar de avalistas es posible si, por ejemplo, la pareja se separa y quien se queda con el piso pone nuevos avalistas porque los otros ya no le tocan ni el pie.

Ser avalista es tan serio que no se termina ni con la muerte. Así como se heredan los pisos, los coches y los millones (quien los tenga), también se heredan las deudas y los tinglados de este tipo. Si eres avalista y te mueres, quien acepte tu herencia será el nuevo avalista.

BBVA y Santander preparan hipotecas para mileuristas

Los marginados también cuenta, siempre que paguen

Los marginados también cuenta, siempre que paguen

Los estragos de la crisis en el mundo laboral, unidos al deterioro que ya se sufría antes de que estallara, están haciendo que aumente el número de mileuristas y los que ya quisieran serlo.

Aunque el término lo acuñó una afectada hace casi 1o años, es ahora cuando más mileuristas vemos y será cuando termine la crisis cuando sean la clase económica predominante.

Ante esto, la apertura del grifo del crédito y la necesidad de los bancos de volver a prestar para ganar dinero, el Confidencial ha escrito un artículo sobre las hipotecas para mileuristas que están preparando dos de los bancos más gordos de este país: el Santander y BBVA.

Si ahora los requisitos de la banca suelen ser una ganancia de al menos 2.000 € al mes, antigüedad laboral y trabajo fijo, dado que hay mucha gente que -muy a su pesar- no cumple este perfil, parte de la banca se ha dado cuen de que hay que sacar productos nuevos para los nuevos clientes, con menor poder adquisitivo que los que ellos demandan.

En España hay 7 millones de personas que cobran unos mil euros al mes, algo menos de la mitad del total (17,5 millones) de los trabajadores, así que este tipo de hipotecas se hacen esperar como agua de mayo porque los mileuristas son ignorados por la banca en general, a pesar de ser un colectivo tan numeroso.

Actualmente, BBVA ha lanzado una Nueva Hipoteca a Euríbor + 1,80%, sin comisiones ni suelo, y el Santander mantiene su hipoteca a Euríbor + 1,89% (algo alto ya este diferencial para los nuevos de 1,6% – 1,70%) para parejas con ganancia mínima de 2.000 euros mensuales.

Esto lo hacen porque ahora tienen dinero y les cuesta muy barato o gratis conseguirlo, además de que ya terminaron la reestructuración bancaria y el rescate. También es porque se han percatado de que con tantas exigencias se captan pocos clientes (los pocos que hay con buena posición, ahorros y ganas de hipotecarse) y cada vez son más los bancos metidos en la carrera por bajar los diferenciales y, poco a poco, aflojar las duras condiciones de los préstamos.

Pero parece que la banca ha aprendido algo del boom inmobiliario: a no dar hipotecas a tutiplén sin comprobar que quien llama a su puerta será capaz de devolver el préstamo. Para solucionar las locuras pasadas, los bancos están diseñando nuevos productos para los nuevos clientes de los nuevos tiempos: hipotecas para mileuristas.

Si los titulares sólo ganan 1.000 € al mes, pues que alguien los avale. El caso es no arriesgar. Y por si el avalista se queda en el paro, pues que sean dos los que avalen y que a su vez tengan un sueldo mínimo de mil euros mensuales. El caso es tener garantías de pago: cuantas más, mejor. Nadie quiere un embargo.

Pero cuidado: las condiciones seguro que son duras, la vinculación muy alta y el diferencial no será para tirar cohetes. Si las hipotecas actuales, para clientes con más sueldo y mejor solvencia, son ya algo duras, imaginaos cómo va a poner de duras las hipotecas de mileuristas. Seguro que las llaman Hipotecas Granito.

Los riesgos de ser avalista

Firmar un aval no es un juego de niños

Firmar un aval no es un juego de niños

Cuando alguien viene a pedirnos que lo avalemos, normalmente un hijo, otro familiar, amigo o conocido, lo habitual es que casi sin pensar nos lancemos y digamos . Qué le vamos a hacer, en este país primero actuamos, luego nos arrepentimos y por último pensamos.

Para ser avalista, que es un gesto muy bonito que consigue que nuestro avalado obtenga una hipoteca para lo que quiere comprar (piso, coche, garaje, local…), hay que pensárselo muy bien y, sobre todo, conocer nuestra responsabilidad en el asunto y calcular los riesgos.

Avalar es un marrón, para qué decir otra cosa. No tienes ningún beneficio sobre la propiedad y sí todas las obligaciones de pago si el titular del préstamo no responde ante el banco.

Cuando tu avalado deja de pagar, el banco vendrá a por ti, a por tu sueldo o pensión, tus bienes, tu vivienda... Se llevan todo lo que tienes ahora o en el futuro. No te dejan ni las lentillas puestas hasta que queda pagado el último céntimo, mientras que el titular de la hipoteca se va de rositas.

Por eso los bancos aceptan de tan buena gana los avales, porque se aseguran de que si el titular no paga estás tú en el banquillo con dinerito fresco de reserva.

No serías la primera persona ni la última que se queda en la calle por avalar a alguien. Desgraciadamente es algo que se está viendo mucho a raíz de la crisis. Algunos morosos estaban avalados por sus padres, que pierden su vivienda porque el banco la embarga para pagar el préstamo del hijo/a moroso/a.

Avalar la compra de un piso es un gesto de solidaridad a largo plazo, pues la hipoteca puede durar 10,20, 30 ó incluso 40 años, si nunca se amortizó nada. ¿Y si palma al que avalaste? Da igual. Como las deudas se heredan, te conviertes en avalista de sus herederos. El muerto no te lo quitas de encima hasta que se paga la última letra.

Y ojo, porque esto es una carretera de doble sentido: avalar es un marrón que también se hereda. Si la palmas, tus herederos tendrán que ser los avalistas hasta que quede saldada la deuda. O sea que si el titular de la hipoteca no paga, tus herederos pringan con sus pisos, sueldos, planes de pensiones… presentes o futuros. Por eso hay que pensar en todo y en todos antes de comprometerse a realizar tan noble acto.

Los bancos nos usan como avalistas para conseguir dinero

De avalados a avalistas en 10 segundos

De avalados a avalistas en 10 segundos

¿Sabías que tú, como buen pagador de la hipoteca mes a mes, eres el avalista que presentan los bancos cuando piden dinero? Antes se prestaban bastante entre sí, pero como ahora nadie se fía de nadie, recurren al Banco Central Europeo (BCE).

Cogen miles de hipotecas, las meten en paquetitos que llaman cédulas hipotecarias, y las venden por ahí para conseguir dinero. Como pagando la hipoteca somos más cumplidos que un luto, utilizan hasta el 60% de nuestros préstamos, según la Asociación Hipotecaria Española (AHE). Lo han hecho siempre, desatándose en 2011 y 2012, y yendo por el mismo camino en 2013.

Aunque a veces lo parezca, por los multimillonarios sueldos y pensiones que se ponen los banqueros y por la alegría con la que prestaron pasta durante el boom inmobiliario, los bancos españoles no tienen una maquinita para fabricar el dinero.

O sí, si nos convencemos de que somos su cajero automático. Por un lado nos cobran altísimos intereses por la hipoteca y, por otro, utilizan los préstamos que pagamos religiosamente como garantía de que van a devolver el dinero que se les presta.

¿Suena a coña, verdad? A nosotros escatimándonos para nuevas hipotecas mientras utilizan nuestro buen comportamiento como pagadores para asegurarse que a ellos sí les prestan.

¿Entonces por qué esa pasta luego no nos llega a nosotros en forma de nuevos préstamos, si lo reciben a intereses muy bajos, a veces incluso sin intereses? Dar el dinero con cabeza a quien parece que será buen pagador no es tirarlo sino invertir en beneficios para el banco.

A pesar de todo el ruido mediático en torno a los desahucios, que por supuesto son un drama, en España la morosidad en las hipotecas está en el 3,4%. ¿Es que hay alguien en su sano juicio que deje de pagar para fastidiar al banco, cuando el precio es tal alto como perder la vivienda?

Sabiendo que nos usan de avalistas, tampoco entiendo por qué los bancos han sido reacios a negociar las hipotecas cuando alguien, realmente en apuros, les ha propuesto un buen acuerdo para las dos partes.

Así les ha pasado a algunas entidades, que por avariciosas se han quedado con más pisos y menos hipotecas de los que hubieran querido. Y eso que los mayores morosos no hemos sido los ciudadanos, que tenemos grabado a sangre y fuego que pagar el piso es lo primero que se hace y lo último que se deja de hacer en esta vida.

Los grandes caraduras, y con un trato preferencial que no hemos tenido ni tendremos nunca, han sido las promotoras, constructoras, inmobiliarias que arrimaron su sardina al ascua del ladrillo, que parecía tan jugosa.

El colmo es que luego han dejado de pagar al banco y, como consecuencia, unas veces nos hemos quedado sin piso y otras sin préstamo, porque -echándoles la culpa- la banca al unísono ha cerrado el grifo.

Ellos verán. Si quieren seguir usando las hipotecas para conseguir dinerete fresco, ya se pueden poner las pilas, porque con el bajón del 31,6% que han metido las hipotecas en noviembre, se van a quedar con poco que ofrecer a sus prestamistas. No se han firmado ni 20.000 préstamos y eso que este año se esfumaba la desgravación fiscal y subía el IVA de los pisos nuevos del 4% al 10%. Otro fiasco de medida.

EEUU estudia avalar las hipotecas

Obama prueba cómo le quedará la camisa de once varas en la que se plantea meterse

Obama prueba cómo le quedará la camisa de once varas en la que se plantea meterse

El Gobierno de Estados Unidos se está planteando la feliz idea de avalar las hipotecas creando una especie de seguro federal que respalde a las entidades financieras que presten dinero para comprar casa.

Así, en caso de que al final no se pague la hipoteca, sería Washington quien corriera el riesgo y supongo que también el que diera la cara y cargara con el mochuelo frente al banco.

La intención del Gobierno yanqui es la buena salud de su mercado hipotecario, no como el nuestro que está en cuidados paliativos (y a palos) constantemente,  así como procurar que las hipotecas se den con intereses asequibles.

Qué bonito suena… ¡Y yo que creía que las pelis de Disney ya no estaban de moda! ¿Te imaginas si ZP hiciera lo mismo en España? Juas, juas, me echo a reír y a temblar al mismo tiempo. El Gobierno bastante tiene con haber “descubierto” ahora, según dijo Zapatero el otro día, que los parados que están haciendo cursos están “trabajando” en su formación. ¿Se puede tener más jeta?

No sé yo si, aunque el Gobierno, las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos o Petete avalaran las hipotecas nos empezarían a dar algunas con mayor facilidad que ahora.

Tampoco sé si al Gobierno le convendría con la cantidad de impagos que hay, ni si nos convendría a nosotros, teniendo en cuenta la mala salud financiera de la Administración Pública, que nos dejaría tirados a las primeras de cambio. Tal vez Petete, con su paga semanal, pueda tener más garantía y credibilidad que los políticos y gobernantes.

¿Pero quién pone el dinero que maneja el Gobierno? Nosotros, ¿no? O sea que se trataría de avalarnos a nosotros mismos. ¡Vaya trampa de sistema! Porque, créeme, ninguna Administración se mojará ni una miajita por nosotros, pudiendo quedarse el dinero para subirse el sueldo y ampliar la flota de coches de lujo o cualquier otro pijerío. Tampoco ninguna Administración hará nada que no tenga calculado al milímetro que pagaremos nosotros.

Además, aquí los bancos no se casan con nadie y si han decidido cerrar el grifo y esperar a que los pisos que han embargado empiecen a venderse, pero sin rebajar ni un céntimo, lo llevamos más cristalino que las aguas de las islas griegas. ¿O no?