El Euríbor acaba de vivir su mayor descenso en los últimos 9 meses, dando a luz a la cifra más baja de su historia. Después de cerrar julio con otra caída interesante, que lo llevó a situarse en el 0,488% (mmmmm, ¡¡¡da gusto y escalofríos sólo ver una cifra tan baja!!!), ha chapado agosto todavía más abajo, en el 0,469%.
Con este numerito tan sugerente, el Euríbor pulveriza su último récord, obtenido en mayo de 2013 (0,484%). Lo guay es que abarata todas las hipotecas sin cláusula suelo, no como ha pasado en meses anteriores, que a pesar de que caía, las cuotas subían algo, porque meses atrás había estado más alto.
Tanto los préstamos con revisión anual como semestral bajarán de media 48 € al año, que vienen siendo 4 € al mes. Es un ahorro pequeño, aunque muy bienvenido, sobre todo teniendo en cuenta que hasta hace unos meses el Euríbor subía sin perspectivas de volver a bajar ni de hacernos ahorrar en la hipoteca.
Atrás quedaron las bajadas de 100 € al mes en la cuota, pero es que cuando hablamos de cifras ya tan bajas, y que no cambian bruscamente de mes a mes, es difícil volver a ver semejante cosa, salvo que vuelva a caer mucho desde una posición alta, algo poco probable en los próximos años.
Lo más interesante de todo es que el Euríbor ha retomado la senda de las bajadas y se prevé que siga ahí durante meses. Se mantendrá en mínimos, nos asegurará hipotecas baratas durante más tiempo y no debemos descartar que marque un nuevo récord que se cargue al de agosto.
Si hace un año estaba en el 0,542%, rango en el que se mantuvo bastante tiempo, hace 6 meses parecía imposible que a finales del verano tuviéramos otro momentazo como éste.
Es gracias a la bajada de los tipos de interés, que el Banco Central Europeo (BCE) hizo en junio, poniéndolos en el 0,15%, otra cifra sin precedentes. Parece mentira que hace casi tres años tenerlos en el 1,25% fuera la bomba, ahora estén tan abajo y nos parezca lo más normal del mundo.
El BCE… Que ya no sabe qué hacer para que fluya el dinero en todas direcciones, con lo fácil que sería poner un cofre lleno de billetes abierto y que le diera de lleno un ventilador como esos que usan los publicistas para agitar el pelo de las modelos en las sesiones de fotos sugerentosas.