
Esta demanda da una miajita de esperanza al suelo de las hipotecas
Los cimientos de las cláusulas suelo que los bancos han puesto a nuestras hipotecas vuelven a temblar bajo el mazo de una juez de Madrid.
Aceptando tramitar una demanda contra 45 entidades bancarias, esta mujer consigue que no perdamos la esperanza sobre la abolición de una práctica que durante el año pasado proporcionó a los bancos unos beneficios de entre 3.500 y 7.000 millones de euros.
Las cláusulas suelo, en su mayoría firmadas entre 2007 y 2008, cuando los bancos previeron que el Euríbor bajaría hasta mínimos históricos, como así ha sido, impiden que por mucho que baje el Euríbor, la cuota de la hipoteca no baja de un límite mínimo de intereses impuesto por el banco, que es lo que llamamos suelo.
Dependiendo del banco, el suelo suele estar entre el 3% y el 5%, es decir, muy por encima de los intereses que pagan los de hipotecas sin esta cláusula. La demanda se pone porque, además de que esta cláusula recauda intereses de forma abusiva, hay una gran descompensación entre este suelo y el techo, que supuestamente es un seguro para nosotros contra la subida del Euríbor, pero que en la realidad no nos protege ni de la gripe porque para eso el Euríbor tendría que subir por encima del 12%, lo que a todas luces es casi imposible.
Esta demanda colectiva es la mayor de la Historia y ha sido presentada por la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de España, más conocida de Adicae, en representación de 400 personas. Como sus teléfonos echan humo por las llamadas de más afectados, la juez se ha tirado el pisto dando dos meses de plazo para que se unan a la demanda nuevos afectados. De paso Adicae ha dicho que aumentará el número de bancos demandados, y eso que ya están casi todos en el lote.
Si al final se une más gente, la repercusión sería aún mayor y las indemnizaciones de cifras más indecentes que celebrar San Valentín en un convento. El Banco de España calcula que una de cada tres hipotecas tiene cláusula suelo; en total, casi 4 millones de préstamos. Tanto él como los políticos justifican y consienten que esto ocurra para proteger los intereses de los bancos: los que tienen y los que nos cobran.
No es la primera vez que el lobo de la Justicia amaga con derribar el chiringuito clausulero de los bancos, pues en Sevilla, en octubre del año pasado, un juez declaró estas cláusulas nulas, por abusivas, si bien los bancos demandados han reclamado y aún no hay una sentencia firme.
Una cosa es que sean legales y las hayamos firmado, a veces sin saberlo -culpa nuestra y del banco que no nos informó debidamente- y otra cosa muy distinta es que no deberían existir ni ser legales. Mientras hay vida hay esperanza, pero seguro que si anulan estas cláusulas, los bancos nos salen con otra mandanga.