Hace algo más de año y medio que Bankinter rompió el hielo con su hipoteca a Euríbor + 1,95%. Lo que ahora nos parece un diferencial exagerado, marcó un hito y supuso una gran rebaja en un momento en el que ningún préstamo bajaba de la barrera psicológica del 2%.
Fue justo cuando los diferenciales comenzaron a caer después de una etapa en la que los bancos no pararon de subirlos para compensar el Euríbor bajo y asegurar así unas buenas ganancias.
Ahora ocurre lo contrario: el Euríbor está más bajo que nunca -ha cerrado mayo en el mínimo histórico del 0,165%-, pero los diferenciales caen sin parar, situándose ya entre el 1% y el 1,30% los más competitivos.
La economía no se ha recuperado lo suficiente para que esto pase y los bancos de repente no se han convertido en ONGs. ¿Entonces cuál es el motivo…?
Pues que tanto negarse a dar hipotecas les está pasando factura. Cada vez hay menos préstamos firmados porque alguna gente va terminando de pagar y, al no concederse tantos nuevos, hay menos en total. Esto es como cuando en un pueblo muere más gente de la que nace. La natalidad se va al garete y hay que aumentarla.
Por otro lado, las hipotecas que quedan se amortizan cada vez más rápido porque ya pasaron por esa etapa de pagar muchos intereses y ahora casi todo lo que se liquida es capital. Así que, precisamente por esa necesidad de dar préstamos que tiene la mayoría de entidades, se están ofertando más hipotecas en mejores condiciones.
Pero no es oro todo lo que reluce y los bancos han aprendido de los años previos a la crisis en los que casi cualquiera obtenía un préstamo. Ahora exigen más ingresos, antigüedad laboral, trabajos estables, ahorros…
Y con la crisis que ha pasado por muchas familias como un rodillo de precariedad laboral, paro y pérdida de poder adquisitivo, cumplir las exigentes condiciones de los bancos es complicado. O sea que o los bancos abren la mano o se quedan con dos palmos de narices.
Ya se ve que algunos han rebajado sus pretensiones, pidiendo sólo unos ingresos de 600 € al mes -como la Hipoteca Mari Carmen de Abanca- o de 2.000 €, lo que entre dos es más asequible. Aun así, sigue siendo necesario, por no decir imprescindible en muchos casos, hipotecarse entre dos y contar con ahorros o un aval.
Se echa en falta que la banca oferte para jóvenes, que son los que más vivienda demandan y los potenciales clientes de los bancos. En cambio, para asegurarse el pan, las entidades han tirado más alto, hacia los que ya tienen una posición socio-económica estable y más alta. Allá ellos, en cuanto no consigan tantos clientes como antes, ya verás cómo espabilan y rebajan las condiciones. Quizá en un año y algo lo veamos.