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Pisos invendidos 1 – Hipotecas 0

El mercado inmobiliario es una melé en que seguimos pringados hasta el cuello, cada uno mira por sus intereses y siguen ganando los mismos

El mercado inmobiliario es una melé en que seguimos pringados hasta el cuello, cada uno mira por sus intereses y siguen ganando los mismos

El mercado inmobiliario español está peor que un partido de rugby contra los All Blacks: todos los jugadores aseguran que la pelota está en el tejado del otro y lloran para que un árbitro ciego, borracho y desorientado, Zetapé I de España, ponga orden entre tanto golpe bajo y desconcierto.

Estamos en un clima de no crecimiento, por mucho que los psoeros quieran poner en un altar el ridículo, insignificante y nada concluyente 0,1% que ha crecido la economía.

Se supone que el número de hipotecas concedidas aumenta por segundo mes consecuentivo (¡bien!) y que los españoles solo dedicamos el 27% de la renta a pagar la casa (¡genial!) pero… Sigue habiendo miles de hipotecas en ejecución y el stock de pisos sin vender, casi 700.000 según el Misterio de Vivienda, se redondea hasta el millón si contamos los que están a medio hacer más los de segunda mano (uuuuhhhh, fueraaaaaaa), con una distribución desigual por provincias.

Para que pensemos que vuelven a prestarnos dinero para comprar la casa debe ocurrir como en el crecimiento de la economía: no vale la cifra de un mes, debe acumularse una tendencia positiva durante varios meses, incluso después de la subida del IVA. Que paguemos por la casa la cuarta parte de lo que cobramos es una buena cifra pero tampoco asegura que nuestra economía doméstica sea sostenible. Qué orgullosa debe de estar Elena Salgado de mí, jeje, he usado su término.

Con tanto piso aún por vender, el crédito debería fluir mucho más de lo que presuntamente está fluyendo y la construcción de casas debería estancarse, pararse, frenarse, ¡¡terminarseeeee!! Y no proseguir como están intentando los promotores que piden más créditos al banco y soluciones al Gobierno, que a su vez también acapara la pasta para los créditos.

¿Aún no han entendido que el boom del ladrillo ya hizo boom y no podrá volver a ser lo que era porque estaba sobredimensionado? Los que sí parece que entienden algo más de este caos son los del Banco Central Europeo (BCE) que, a pesar de que el Euríbor en España está subiendo varias décimas cada día, han hecho promesa al Cristo de los Mileuristas de no subir los tipos mientras nos azote la tempestad griega, retrasando la subida gradual prevista para principios de 2001 hasta el segundo trimestre de ese año.

Este retraso me recuerda a la previsión del Gobierno sobre el final de la crisis. ¿Recordáis que hace dos años predijo que se acabaría ahora y que, según pasaban los meses, lo iba postergando? Creo que ya vamos por el inicio de 2012. Ya lo dice el marcador de la Jornada:  Stock 1- Hipotecas 0, Crisis 3 – Recuperación 1; Euríbor 1 – Pringaos 1; Gobierno 2 – Pardillos 0.

El Euríbor sube pero las hipotecas bajan

¡¡Jeroooonimooooooooo!! El Euríbor sube pero las cuotas siguen bajando. ¡Yija!

¡¡Jeroooonimooooooooo!! El Euríbor sube pero las cuotas de la hipoteca siguen bajando. ¡Yijaaa!

Qué poco dura la alegría en casa del pobre. Después de meses de récord históricos y cifras histriónicas, el Euríbor ha dejado de bajar y con un cierre provisional en 1,225% comienza a repuntar pero tan levemente que hasta el aleteo de una mariposa resulta más agresivo que esta subida de milésimas con respecto a marzo (1,125%).

El índice de referencia para el 95% de las hipotecas patrias ha cerrado abril no muy lejos de las cifras de tobogán (gran subida seguida de grandes bajadas) pero sí al alza en lugar a la baja como nos tenía acostumbrados en los últimos tiempos.

Si España sigue sin recuperarse a pesar de que parece que se empiezan a dar hipotecas y que aumenta la compraventa de pisos, ¿por qué empieza a subir el Euríbor? Las previsiones de los que se hacen llamar analistas y expertos auguraban que empezaría a subir a finales de este año, principios del que viene lo más tardar, pero la borrachera de Grecia está dejando resacosa a Europa, que acusa tanto meneo económico en un ligero repunte del Euríbor, entre otras cosas.

No obstante creo que no tenemos de qué preocuparnos, espías, aún. Esta subida no es el fin de una era de cuotas bajas de hipotecas ni el principio de un nuevo calvario, no es que el Euríbor cambie de look sino que ha salido a la calle, el viento casi se lo lleva por delante y se le ha despeinado un poco el flequillo.

De todas formas, tened el secador y el kit de atusar a mano porque cuando llegue la Navidad, Papá Noel sí traerá en el saco una subida, ligera pero firme y con vocación de mantenerse mes tras mes tan estable como la bajada que hemos estado viviendo hasta ahora.

A pesar de haber subido, el Euríbor abaratará unos 420 euros una hipoteca media que se revise con el índice de abril, así que no nos podemos quejar aún. Ya nos quejaremos cuando el frío no congele las cifras sino que las avive y aliente hasta nuevas subidas pero, dado que podemos ir preparándonos, deberíamos pensar en la parte buena de pagar más pasta al banco, que parece mentira pero hay una parte buena y es que una subida del Euríbor significa una hipotética mejoría de la economía española.

Nótese que digo hipotética porque con un Gobierno como el nuestro lo normal no es que salga el sol por la mañana y la luna por la noche, que haga frío en diciembre y calor en agosto, con ZP y su cuadrilla quién sabe lo que nos espera. ¡¡Pero si al INE se le ha escapao que la próxima estadística del paro va a salir por encima del 20%!! Y eso la oficial con que la real imaginaros cuál es… Para coger el clínex y no soltarlo.

Mientras tanto coged la rebaja de la cuota y a vivir que son dos días. ¡Feliz semana!

Tocomocho hipotecario

Le he pedido a Bea Casitas que me rehabilite una caja de cerillas por si me embargan el chabolo

Me he rehabilitado una caja de cerillas por si me suben el diferencial, no puedo pagar la hipoteca y me embargan el chabolo

¿Crees que con el Euríbor tan bajo estamos pagando poquito de hipoteca y que, salvo nuevo mínimo histórico, nunca pagaremos menos? ¿Crees que, salvo las ánimas con cláusula suelo o tipo fijo, los hipotecados estamos en el mejor momento de la historia presta-mística española?

Eso pensaba yo hasta que me di cuen de que para los bancos a falta de pan, buenas son tortas. Y si ya has firmado, pues vale, se aguantan, pero si eres uno de los privilegiados que firma una hipoteca en estos tiempos, no estás pagando tan poco como crees.

La vida real es como el Monopoly: la banca nunca sale perdiendo. Y para demostrarlo, se han inventado un remedio contra los tipos de interés bajos: subir el diferencial. Que antes daban hipotecas a Euríbor + 0,50%, pues ahora las dan a Euríbor más 0,75%, 0,95% e incluso 1,5%, no vaya a ser que pierdan dinero porque el Banco Central Europeo (BCE) mantiene los tipos de interés en grutas subterráneas.

Eso sí, los tipos de interés de créditos para consumo se han contraído más que el ombligo cuando el agua de la ducha sale helada. Como el consumo ha caído en picado sin paracaídas, los bancos aprovechan a hacerse los guays y los solidarios haciendo que bajan los tipos de esta clase de préstamos.

El caso es conocer el contexto y jugar con él para que vaya a tu favor: algo que nosotros deberíamos hacer también si no fuera porque la ignorancia económica es más frecuente en nuestra sociedad que las plagas de langosta en el Egipto bíblico. Que el viento sopla para la derecha, dejo de remar; que sopla para la izquierda, me coloco a la izquierda y listo.

Los bancos y las cajas tienen un marcavientos en cada despacho, uno de esos como los que se ven en las carreteras que parecen el cazamariposas gigante de Wally. Que el Euríbor baja, cláusula suelo al canto; que baja más, subo el diferencial… Y así todo.

Ven la jugada como un tablero de ajedrez, varios pasos por delante de nosotros, tienen el conocimiento y la pasta, nos tienen en sus manos. ¡Nos timan como a turistas!

Como el Ministerio de Vivienda, que se gasta nuestro dinero en tonterías marca Acme. Ahora la minifistra ha dicho, después de invertir 16 millones de euros en la ampliación de un polígono industrial, que la mejor opción para los partidos políticos es apoyar la cabezonería socialista de la rehabilitación de viviendas. ¡Pero mira que son plastas con reinflar la burbuja!

Que se dejen de tantos cuidados paliativos al ladrillo y se dediquen más a los problemas reales que cuando las casas se caigan de viejas ya las rehabilitarán sus propietarios si quieren seguir viviendo en ellas.

¿Y qué pinta el Ministerio de Vivienda financiando un polígono industrial? ¿Acaso son los nuevos minipisos? Es como si el Ministerio de Trabajo inviertiera la misma cantidad en rehabilitar oficinas del INEM mucho antes que en la creación de empleo.

El colmo es que la Trujillo, ahora metida en temas medioambientales, piensa que sus políticas molaban más, que ella lo hizo mejor, que ya está todo hecho pero que el sector se va al garete. Vivir para ver, espías. ¡Buen finde!

Cuesta abajo y sin frenos

Todo lo que sube baja y todo lo que baja subirá algún día

Todo lo que sube baja y todo lo que baja subirá algún día

El Euríbor está hecho un plusmarquista y en su carrera a la baja no lo pilla ni Usain Bolt montado en el trineo más rápido del mundo.

El índice del que dependen casi todas nuestras hipotecas acaba de marcar un nuevo mínimo histórico al cerrar provisionalmente este raquítico mes de febrero en 1,225%.

Ya son tantos los récords que ha marcado que perdí la cuenta cuando Escarlata O’Hara dijo que no volvería a pasar hambre… Y creo que desde entonces ha perdido ya dos tallas de corsé.

Qué guay para los hipotecados a los que les toca revisión, que verán cómo los intereses que le chupa el banco bajan de media uno 800 euros al año, pero qué mal para estos vampiros porque siguen sin poder sangrarnos tanto como están mal acostumbrados a hacerlo.

El capitalismo es como la salsa: meneo por aquí, meneo por allá, nadie para de moverse, unos se juntan con otros por conveniencia, a veces el ajetreo nos tiene a todos al alza y otras nos lleva a todos a la baja.

¿Adivináis en qué fase estamos? Por favor, si alguien lo sabe, que llame a la Moncloa y con paciencia y tesón explique a ZP y Salgado en qué capítulo de Barrio Sésamo hablaban de ello. Del sentido común para ver las cosas, reconocerlo y actuar en consecuencia, quiero decir.

Tanto cuando el baile es por arriba como cuando es por abajo, los movimientos son contagiosos porque, como todos se miran de reojo unos a otros, cuando unos suben otros también y cuando unos bajan, otros también. Todo está interrelacionado. El problema es que ahora todos los colegas europeos, con permiso de la tragedia griega, están subiendo y nosotros seguimos estancados y empeñados en perrear el son latino.

El despegue que debería ser lento pero seguro nos está costando más que subir la montañeta con el funicular estropeado. Ni que decir tiene que en esta pista de baile nuestro Gobierno tiene el todadiscos desafinado, la DJ de Economía Sostenible sabe demasiado de pinchazos y no sé cómo nos las apañamos para que siempre nos toque bailar con la más fea. Y que conste que no lo digo pensando en nuestra vicepresidenta.

El Banco Central Europeo (BCE) no tiene tanta flexibilidad como Ricky Martín ni tanto aguante en pista como Chayanne, así que de un día para otro nos empezará a cambiar el ritmo del juego y no estaremos preparados. Porque la escalada inversa del Euríbor tendrá fin, como todos los cuentos de princesas, pero el nuestro sabe más a rana rancia y a bruja quemada que a despegue económico como Dios manda.

Es una pena que cada vez menos gente se pueda beneficiar de la bajada del Euríbor, momento único que nostálgicamente recordaremos en los siglos venideros, porque el número de hipotecas contraídas en España ha bajado un 22%. ¡Juaska!

Deberíamos echarnos a la mar, como Colón, para aprender de un bailaor que tiene un buen par de ideas a la semana. Mientras a nosotros nos echan la soga al cuello a otros les echan flotadores para evitar que aumente el número de desahucios en Estados Unidos.

Prometo premiar a quién sepa ver las siete diferencias. El premio, claro está, es por conseguir ver sólo siete.

¡Feliz semana, espías!