Al Santander siempre le ha gustado esto de robarle a otros los clientes, que está bien si son los clientes los que se quieren cambiar voluntariamente porque salen ganando.
El banco que preside Ana Botín ya demostró cuando lo lideraba su padre a finales de los 80 que aquí había que instaurar una economía de libre mercado y dejarse de ese pacto no escrito de no robarse clientes ni molestarse unos a otros. Llegaron para poner las comisiones y para robar clientes, y así se ha contagiado a todo el sistema bancario.
Lo último que acaban de lanzar es una hipoteca subrogación como las de antes. Una de esas que hace años que no se ven, la que te paga todos los gastos de cambiar la hipoteca de banco: gestoría, registro, notaría, tasación y comisión de cancelación anticipada, con un máximo del 1%.
El banco cántabro quiere hacerse con clientes para compensar los que terminan de pagar sus hipotecas y como el mercado de los nuevos préstamos no da para más, ha decidido lanzarse al robo de clientes a la competencia. Pero no de cualquiera, sino de los más solventes, los que no han faltado nunca al pago de una cuota desde que tienen la hipoteca, exigiendo que esté firmada hace mínimo dos años.
El gancho es una hipoteca más barata, pero que tampoco perjudique al banco: ofrecen rebajar el interés que el hipotecado paga actualmente hasta en un 0,75% con un tope en Euríbor + 1,25%, y eso que su actual Hipoteca Variable va ya por el Euríbor +0,99%. Este cebo, claro está, va dirigido a quienes hayan firmado su hipoteca en los últimos años, cuando los diferenciales han sido mucho más altos.
El Santander pone como condiciones que la subrogación se realice por el mismo importe y plazo que se tenía en el banco anterior, máximo a 30 años. Asimismo, exige unos ingresos mínimos de 2.000 € al mes y mucha vinculación: domiciliar nómina y tres recibos, usar tarjeta de crédito, seguros y plan de pensiones.
Ya hizo algo parecido hace 8 años, cuando logró robar 50.000 clientes a la competencia. Entonces los requisitos fueron diferentes: se ofreció Euríbor + 0,25% a cambio de tener una hipoteca con antigüedad mínima de 8 años y sin hacerse cargo de los gastos del cambio de banco. Como en los últimos años la banca en general ha endurecido las condiciones de acceso al crédito, el Santander ha relajado ahora las suyas, porque se supone que ya recibe clientes solventes cribados por otros bancos.