Todo tiene su parte buena, hasta la crisis. Que los bancos prestan poco dinero y muy caro, da iguaaaaaaaal… Que no te puedes cambiar de piso y tienes que apiñar a los churumbeles el literas triples, no importaaaaaaa… Que no te podrás ir de casa de tus padres hasta que te jubiles a los 67 años, qué más daaaa…
Lo importante es que los que compraron una vivienda cuando aún había hipotecas decentes con Euríbor + 0,30% o incluso +0,50% o 1%, y no tienen cláusula suelo están ahorrando dinero.
Como muchos han perdido la casa, ya no hay tantas hipotecas constituidas. Y, como los que quedan en pie sí están pagando mientras que los bancos dan pocos préstamos, pues ya no debemos tanto dinero a la banca.
La cosa está tan chunga que las familias españolas ya sólo debemos a los bancos 633.482 millones € por nuestras hipotecas. Es un 3% menos que antes, porque nuestra deuda se ha achicado en 26.388 millones €, según el Banco de España.
Quien no se consuela es porque no quiere. Lo normal sería que la deuda fuera más o menos igual o que aumentara, porque los créditos que se cierran se compensan con los nuevos que se abren. ¿Pero esto cómo va a pasar si el año pasado otra vez se volvieron a cancelar más hipotecas que las que se firmaron? En el último año se abrieron 295.000 mientras que se cerraron casi 320.000.
Además, las que se consiguen formalizar son por cada vez menos dinero. Ahora la media está en 105.000 € y ya me dirás tú qué te compras con eso, excepto una porquería o un piso del banco, si la vivienda, por mucho que haya bajado de media un 30%, sigue más alta que Sabonis en relación a los sueldos, que siguen canijos.
A ver, entre esto, que la morosidad aumentó en 34% al año pasado y que se espera que este año 100.000 familias dejen de pagar la hipoteca, ¿cómo es que todavía esperamos que los bancos nos dejen siquiera asomar las napias por el felpudo de la sucursal?
Deberían sitúar un detector de morosos junto al detector de metales, para que se encendiera una llamativa luz roja, mientras suena una molesta alarma que avise de que un posible moroso ha puesto los pies en el banco.
Mejor voy a dejar de dar ideas a los banqueros, a ver si van a diseñar un complejo dispositivo atrapamorosos, que según te detecte te eche por encima una red de pescar como la que usaban los gladiadores, mientras el empleado que esté de guardia te pincha con un tridente donde más duele.
¡No, no, gracias! ¡Ya no queremos hipotecas!