En los años de la burbuja inmobilaria, en la que los precios de los pisos estuvieron por las nubes, totalmente sobrevalorados, se dieron hipotecas a mansalva, muchas veces sin mirar si la gente podría pagarla si las cosas se les torcían económicamente, o sabiéndolo de antemano, que es peor.
Además de la cláusula suelo y los estragos del mundo laboral (despidos masivos, EREs, bajadas de sueldo, destrucción de empleo, cierre de negocios…), las hipotecas por el 100% han tenido mucha culpa.
Hipotecas que en algunos casos llegaron al 110% porque en el préstamo se metía el dinero para pagar los gastos de compraventa del piso, comprar un coche, irse de vacaciones, organizar la boda o quién sabe qué cosas que se han estado pagando a millón cuando el Euríbor estuvo tan alto (su máximo fue del 5,39%) y que han ahogado a muchas familias. Se calcula que ha habido 400.000 desahucios durante la crisis, muchos de los cuales han sido de gente que ha terminado con sus huesitos en la calle.
Antes de abrir el grifo del crédito, hace dos años, la banca rescató las hipotecas por el 100% para quitarse de encima el stock inmobiliario acumulado con embargos de promotores, constructores y particulares morosos.
La novedad es que han ampliado esta condición a los pisos que no son de su propiedad, porque se ven en la necesidad de conceder hipotecas para mantener sus ganancias, tras años de no dar casi ni una y porque las que se firmaron hace mucho tiempo se están cancelando poco a poco.
Como parte de esta táctica ofensiva en la guerra hipotecaria, la banca está dispuesta a prestar el 100% del valor del piso en casos puntuales y para gente concreta. Por ejemplo, para los que tienen ahorros o alta capacidad de ahorrar porque sus sueldos son altos, porque ocupan altos cargos en sector público o privado y porque su trabajo es estable y no tienen otras deudas. Gente VIP, vamos.
También porque el piso se tase muy por encima del precio y el banco no elija prestar el 80% del valor más bajo sino del precio de tasación. En ese caso se puede conseguir hasta el 100% del precio del piso o más, siempre que la tasación sea como mínimo un 20% más alta que dicho precio.
Otra posibilidad es que ya tengas un piso en propiedad y pidas hipoteca para el segundo, o bien que tus padres o alguien te avale con su vivienda. Como en este caso el banco puede arramplar con una casa ya pagada si no cumples con las cuotas de la tuya, están dispuestos a prestar más en casos concretos.
Estas excepciones no aparecen en los anuncios, ni webs, ni en los carteles de la entrada. Pero existen, reservadas para gente solvente, y puedes preguntar por ellas si cumples los exigentes requisitos que demandan. Nadie quiere riesgos después de los chascos precrisis.