Cuando piensas en vivir por tu cuenta o cambiar de piso, con frecuencia asalta la duda de qué será más barato: ¿comprar o alquilar?
Cuando el mercado del alquiler está al alza y el de la compra a la baja, como ocurre ahora, también parece que será más barato comprar que alquilar, ya que actualmente es fácil ver que por dos viviendas iguales se puede pagar el doble de alquiler que de hipoteca.
Sin embargo, es un error comparar el alquiler y la compra mirando sólo el precio. Ambos son más que pagar una cuota, cada opción tiene unas ventajas y unos inconvenientes que debes analizar según tu situación.
¿Quieres vivir allí muchos años o prefieres libertad para cambiar de residencia? ¿Tienes dinero ahorrado para la entrada de una casa? ¿Prefieres saber siempre cuánto pagarás? Son algunas de las preguntas que hay que hacerse antes de decidir.
Suponiendo que un alquiler y una hipoteca cuesten lo mismo, hay que mirar más allá del pago de esa mensualidad. En el caso del piso alquilado sólo pagas los recibos de luz, agua, gas, etc, mientras que en la vivienda en propiedad debes abonar cada mes, además, la comunidad de propietarios (si es un piso) y los impuestos correspondientes (vado, IBI, basuras…).
Además, una hipoteca exige un seguro de hogar porque incluye el seguro antiincendios. Por lo general, los préstamos incluyen más vinculación para darte el interés más bajo, así que sueles pagar también un seguro de vida, tienes tarjetas, domicilias la nómina… Te atas más.
Igual que te atas al lugar. Si estás de alquiler y quieres cambiar de casa porque tienes vecinos insoportables, vas a cambiar de municipio o lo que sea, avisas al casero, organizas la mudanza y punto. Si el piso es tuyo tienes que calcular si obtendrás por él lo suficiente para pagar lo que te queda de hipoteca.
Como la vivienda ha bajado de media un 30% no todo el mundo puede obtener por su casa lo que pagó por ella. En caso de que la vendas, debes pasar por un proceso más largo y costoso tanto psicológica como física y económicamente.
Por contra, en una casa alquilada el casero te puede echar una vez terminado el contrato y verte de repente de patitas en la calle. Una incertidumbre que no tienes si compras la casa, ya que el único que podría echarte es el banco si acumulas tres impagos. En la nueva ley parece que será si has dejado de pagar el 3% de lo que debes de hipoteca.
Si necesitas que te baje la cuota mensual, puedes pedir al banco una carencia, que es un periodo sin pagar o en el que sólo das intereses. O puedes pedir una ampliación de hipoteca para rebajar la cuota o amortizar en cuota. Si estás de alquiler, debes negociar con el casero, que te rebajará el precio según su situación y según hayas sido como inquilino.
El alquiler suele ser un gasto fijo. La hipoteca, si no es a tipo fijo, irá cambiando cada 6 o 12 meses, con lo que se te puede poner más barata que una cuota de alquiler de ese momento o se te puede ir a las nubes si el Euríbor se dispara. Con el interés variable asumes riesgo.
Antes de decantarte por la compra o el alquiler, debes calcular detalladamente cuánto costaría comprar tu vivienda deseada con todos los gastos comentados, y cuánto costaría alquilarla, un precio que también puede variar a través de los años porque el del alquiler es un mercado cambiante según la oferta y la demanda. Además de esto, piensa en las ventajas e inconveniente de cada opción y cuáles son tus intereses y prioridades.
En España la mentalidad tradicional es de compra porque los mayores creen que alquilar es tirar el dinero. Pero no tiene por qué ser así si lo que quieres es tener movilidad, menos gastos y menos responsabilidades, asumiendo que te quedas sin casa cuando el casero deje de renovar el contrato.