Ya se sabe que desde el estallido de la crisis, que trajo consigo un Euríbor altísimo (5,39%) que dejó sin pagar muchas hipotecas, los bancos ya no se casan con cualquiera. Y hacen bien… Más vale prevenir que embargar.
Aunque mucha gente aún no puede acceder al crédito, bien porque ellos mismos se cortan y no piden, bien porque los bancos les deniegan la hipoteca, sí que se están dando préstamos desde que se abrió el grifo hace 3 años.
El perfil del nuevo titular de una hipoteca en 2016 es el de un hombre de 37 años con ingresos netos de 1.600 € al mes. Parece un perfil machista, pero es que este año, según un estudio de El Hipotecador, entre los solicitantes de hipoteca había el doble de hombres que de mujeres.
El plazo al que se firma la hipoteca es de 27 años, menos tiempo que antes, que casi todos los préstamos nuevos se firmaban a 30 e incluso 40 años. Es diferente del último dato oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE), que dice que las hipotecas se contratan de media a 22 años.
No obstante, luego no estamos tanto tiempo pagando, ya que la media que tardamos en devolver el dinero es de 21 años, porque algunos intentan amortizar lo que pueden para acortar el tiempo de pago y ahorrar intereses. Además, con lo bajísimos que están los depósitos hoy en día, invertir en la hipoteca o en una vivienda es una de las mejores formas de ahorrar para el futuro y una de las que salen más rentables.
A pesar de que los diferenciales van por 1% o menos, el interés medio al que se firma una hipoteca es del 3,10%. Hay que tener en cuenta que más del 60% de los préstamos imponen un interés fijo el primer año, para compensar que el Euríbor está en negativo, y que un tercio de las nuevas hipotecas son a tipo fijo.
Según la encuesta, se tarda entre 6 y 8 semanas en tramitar el préstamo, y el 95% de la gente que firma por segunda vez cambia de entidad. Esto seguramente responda al descontento que se tiene con el banco inicial y a la negativa de éste a mejorar las condiciones cuando se le pregunta por una nueva hipoteca.
En general los bancos buscan personas con trabajos estables en los que se lleven muchos años, varios titulares, ingresos por encima de los 2.000 – 3.000 € en conjunto y no prestan más del 80% a devolver en 30 años.
Por eso quienes peor lo tienen son los jóvenes, que no han tenido tiempo de posicionarse dignamente en el mundo laboral ni de tener antigüedad ni ahorros, y que de media deben invertir la mitad de sus ingresos para alquilar o comprar una vivienda. En Baleares, Madrid o Cataluña los precios son más altos y lo tienen aún más complicado sin ayuda de sus padres.
Los no tan jóvenes dedican el 25% de sus ingresos a la vivienda, lo que en muchos casos les impide comprar lo que quieren. En conjunto tenemos que dedicar 7,5 años de nuestro sueldo íntegro a comprar una vivienda.
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