Dicen en los mentideros (por algo se llamarán así) que esa sex symbol de la Economía Insostenible llamada Elena Salgado, que ya sedujo a los londinenses con un discurso sobre la presunta solvencia de nuestro amado país, está ahora sopla que te sopla como Vulcano en su fragua a ver si reinfla la burbuja inmobiliaria fomentando la rehabilitación de viviendas y unas cuantas gaitas más que se ha afanado en cortar y pegar en un documento que presenta hoy al Congreso para que lo aprueben cuando los sapos bailen flamenco.
¡Soooplaaa! Semejante desfachatez, que ya osan llamar ‘Plan Salgado’ (¿quién dijo que el Gobierno tiene algún plan?), sólo se le ocurre a una mujer de un partido que siempre ha parecido del contrario (al menos estoy convencida de que comparte peluquero con la mejor amiga de Gallardón, sí, la Espe) y que con tal de hacer algo para acallar las insoportables voces de su cabeza, ha tomado el camino más fácil.
Ya que su Pepito Grillo está de vacaciones y que los gritos que más oye ahora son los de los pisos invendidos e invendibles (pesando más los nuevos que los de segundo morro), los promotores y los constructores desesperados, se ha ajustado el sonotone en esa frecuencia y ha puesto los pulmones a producir en dirección al escuchimizado ladrillo que ha perdido todo el color y el lustre de los tiempos en que los carteles de Se Vende no llegaban a decolorarse en vallas ni portales.
No dudo de la noble intención de reestructurar este ladrillo de sector que ensombrece a unos y entorpece a otros, cargándose nuestros ahorros y la posibilidad de que económicamente seamos alguna vez libres como lo fueron nuestros padres. Pero sí dudo de que esta medida solucione realmente el problema porque se tratará de emplear a los mismos que deberían recolocarse en otra parte y no en tareas similares a las que inflaron el globo que nos elevó ficticiamente y que, al pincharse, nos ha propiciado una toña de las que hacen historia, sumiéndonos en un letargo de crisis más profundo que el de la Bella Durmiente.
Vuelven a soplar los mismos vientos en torno al mercadillo inmobiliario pero nos intentan hacer ver que en lugar de venir del Norte llegan del Sur, que siempre es más progre. Esta seductora de voz tranquila e ideas pobres se ha lanzado a la aventura de presentar en solitario un nuevo single llamado “documento para salir de la crisis” que, además de guardar las apariencias para que parezca que el Gobierno está haciendo algo, anuncia crédito hasta 200.000 euros para las pymes solventes y facilidades para la creación de empresas.
Ministrix se ha empeñado en poner un parche de cuero a la burbuja y reinflarla con otra boquilla. Bien cierto es que de los 4.130.625 parados que con mucho trabajo reconoce el Ministerio (más de 4.5 millones si contamos a los que camuflan con cursos y vainas varias), nuestra sex symbol de las eurrupias reconoce que un millón son de la construcción y que tienen la reubicación laboral más difícil que ella cuando nos prive de su presencia en tan altos vuelos.
Yo sólo sé que con medidas como ésta el ladrillo se puede volver a poner tan bolindri que ni la operación bikini que siguen los famosos conseguirá adelgazarlo de aquí al verano. Menos mal que el PP, al menos de boquilla, quiere chapar la casa de corredores que tenemos por Ministerio de Vivienda y ahorrar un poco.
No sé vosotros pero yo estoy cansada de tanto bla, bla, bla (cuando se es espía mucho más porque tengo veintemil aparatitos electrónicos para enterarme de tó) y quiero más hechos y menos palabras, que se luego se las lleva el viento en direcciones que no interesan. ¡Cuidado con los vendavales esta semana!