¿Crees que los bancos son los únicos que nos roban? ¿Los únicos que nos estafan? Nooooooo. ¡También se la intentan pegar a ellos! Jia, jia, jia. Resulta que cuatro intrépidos, los cuatro fantásticos de la picaresca nacional, han intendado estafar 10 millones de euros en la solicitud de hipotecas a cuatro entidades. Como diría Tico, el ratón pequeñín de Willy Fog: ole, ole y ole (así, sin tilde, que es como lo decía él y tiene más gracia).
Estos simpáticos concursantes de Quieres ser millonario apostaron por llevarse 0.5, 1.4, 2.4 y 5.7 millones de euros, lo que suma un total de dieezzz milloneeees de eeeeeeruuuuuurooooooos. Mejor no traduzco cuántos kilos de pesetas son porque, además de que sería algo retro, sonaría más indecente que la peliculera proposición que Demi Moore recibió de Robert Redford.
Apuesto mis anteojos de espía a que Clint Eastwood ya está comprando los derechos de la historia para hacer una película que se lleve el Joya al mejor guión de donde las dan las toman y la Troncha de Plata a la revancha más merecida.
Trajeados y estupendos, disfrazados de gente respetable y con más cara que espalda, los cuatro magníficos pedían cuantiosas hipotecas y presentaban como aval una inexistente finca de 45.000 metros cuadrados en Aravaca (Madriz). Acudían a cada entidad a lomos de un corcel de alta gama, con escrituras notariales falsificadas e informes de tasación emitidos por peritos judiciales inmobiliarios. Así fue cómo los pilló la Policía a la salida de la cuarta entidad, que si no… ¡Consuman una estafa que se caen los cármenes!
Su condena y la rapidez con que se celebrará el juicio y se proclamará la sentencia me intrigan más que el desenlace de Perdidos. A Isla Desierta, capital de Paraíso Fiscal, les hubiera gustado llevarse la pasta pero va a ser que no porque los bancos pedirán un poquito de por favor. Eso pedimos nosotros antes las cláusulas abusivas pero debemos de tener el megáfono estropeado.
Es curioso que les caerá mucha mayor pena por robar a una panda de mariachis forrados que la que le debería caer a estos cantamañanas por convertir nuestros jornales de currantes en mañanitas tristes con ruido de bolsillos desafinados sin un céntimo. Y es que los que tenemos hipoteca somos como un híbrido entre la Legión y los Picoletos: los bancos nos ponen los cuernos y todavía queremos ser sus novios de la muerte bajo el lema Todo por la tapia.
La condena les caerá porque han tenido glamour pero no un puntito de Robin Hood. Se lo querían robar de la paga semanal a los ricachones de los consejos de desadministración para quedárselo ellos en lugar de repartirlo entre todos nosotros, esos hipotecados cabreados y resignados a entregar el sudor de la frente (eso sí, intentando que a los bancos les huela un poco a sobaquillo) en los nada interesantes intereses que pagamos cada mes en la cuota de la hipoteca.
Son unos ladrones, son unos sinvergüenzas, la Policía está en su obligación de deternerlos y la Justicia de enchironarlos, pero no me digáis que no os han entrado ganas de darles un aplauso según habéis leído la noticia. ¿A que sí? Yo debo confesar que estoy un poco orgullosa de ellos porque quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.