Cuando se firmaron a cascoporro, allá por 2005-2007, las hipotecas multidivisa parecían una opción de lujo a las que sólo unos pocos podían optar porque ciertos bancos, como por ejemplo Bankinter, les ofrecían un producto supuestamente más barato que una hipoteca tradicional.
Al final el tiro les ha salido por la culata. Los bancos no les explicaron todo lo que firmaban ni entendieron qué hacían ni qué consecuencias tendrían. Ahora van de susto en susto y pagan más que antes.
Las hipotecas multidivisa son préstamos firmados en monedas extranjeras, diferentes al euro, principalmente dólares, yenes o francos suizos. Con los vaivenes históricos y económicos estas monedas ya no valen lo que el día de la firma de la hipoteca.
Cuando un cliente con hipoteca multidivisa va a su banco y le pide cambiarla a otra moneda que les salga más a cuenta, directamente solicita el cambio al euro, o quiere convertirla en una hipoteca con interés variable ligado al Euríbor porque no entiende bien qué es eso de multidivisa y no quiere jugársela más, se encuentra con una desagradable sorpresa.
O bien el banco se niega a transformar su hipoteca, o le dice que es con todo el dinero que en ese momento queda pendiente de devolver. Y… ohhhh… no es ni de broma todo el dinero que el banco les prestó en su día ¡¡sino mucho más!! La gracia (o desgracia) de la hipoteca multidivisa es que firmas que tu préstamo va unido a cierta moneda y que, por tanto, la cantidad de dinero que debes al banco puede subir o bajar en función de su cotización (valor).
Y como ciertas divisas se han apreciado (han aumentado de valor), por más que quieran, los hipotecados con multidivisa no se pueden permitir un cambio al euro porque la cantidad de dinero que deben al banco ha aumentado muchísimo. Tanto que ahora deben más que cuando firmaron el préstamo, a pesar de haber estado pagando cuotas durante años.
Esto es difícil de reclamar porque así aparece expresado en el contrato de la hipoteca, aunque con lenguaje técnico enrevesado difícil de comprender para gente de a pie. Y porque como al banco se le hinchen las narices puede reclamar que pagues por anticipado todo lo que le debes, aunque te queden años de plazo por delante.
¿Solución? Pedir al banco que transforme la hipoteca a euros, sin que aumente ni un duro el capital pendiente de pago. Si la entidad no acepta, demanda judicial al canto, que se puede ganar porque ya hay varias sentencias a favor de los clientes, que se basan en que se firmaron cláusulas abusivas que, además, el cliente no comprendió ni jota.