Si has ido a una sucursal bancaria a pedir una hipoteca y solo has encontrado caras largas, frases a medias, signos de interrogación y negativa tras negativa, ni se te ocurra pensar que es culpa tuya: hay un mundo de trapicheos interbancarios y sombras en cuyos vericuetos se está perdiendo el dinero que no nos prestan para comprar la casa.
La mayoría de los casos esconden:
- Un director de sucursal que te pone un tipo de interés alto para que tú descartes al banco en lugar de descartarte él a ti, que queda menos elegante
- Una entidad con serios problemas financieros que no podría prestar a su madre ni para comprarse las medicinas de la alergia
- Un banco o caja que no tiene suficiente dinero para prestar pero que te hace pensar que eres tú el que no tiene suficiente dinero para devolverle el préstamo
- Una variante de los anteriores
Aún recuerdo los tiempos en los que siendo funcionario o teniendo un contrato indefinido, incluso a veces un simple contrato, era suficiente para que te dieran como mínimo el 100% del valor del piso. Tengo morriña de cuando no pedían avales, cuando hasta Peguisú y su corderito pasaban el estudio del Departamento de Riesgos y todos éramos válidos y presuntamente unos estupendos pagadores.
¿Qué ha cambiado? Nosotros solamente un poco: somos los mismos pringaos, con algunos aires de grandeza menos y algunas dificultades más, sobre todo económicas y laborales, pero sustancialmente los mismos.
La vivienda otro poco: ahora hay mucha y es algo más barata, pero no lo suficiente para ajustarse a nuestras posibilidades. En cambio las entidades financieras han cambiado muchísimo, pasando de darte el oro y el moro, la fórmula de la eterna juventud, el paradero del Santo Grial y cientos de miles de euros sin casi hacer preguntas, a no darte ni la hora y encima recriminarte que preguntes por ello.
¿Dónde está el dinero? Además de prestárnoslo a particulares, empresas, políticos y la Niña de los Peines, los bancos se prestan dinero entre sí. Antiguamente era porque sí, a cualquier entidad y sin hacer preguntas. Ahora han dejado de confiar los unos en los unos por los rumores de falta de liquidez y ya no prestan ni a su abuela.
Por eso el Euríbor (precio al que se prestan la pasta los bancos) está subiendo a pesar de que el Banco Central Europeo mantiene los tipos en el escueto 1% y por eso no hay pasta.
También es porque antes se solían avalar los préstamos de larga devolución con avales que ya tampoco se emiten o comprando deuda del Estado, que ya nadie confía que en nuestro caso se devuelva. Los rumores de que España tiene las finanzas rotas y la economía con la pata quebrada son demasiados. Es como la cadena alimentaria o el efecto dominó o mariposa: lo que ocurre al principio de la cadena se nota al final de ella.