Sabidos son los chanchullos y robos descarados que los bancos nos practican legalmente y a costa de nuestra desinformación, aunque algunos bien que deberían ser ilegales y no lo son por falta de huevos de los políticos a la hora de legislar a favor de los consumidores para equilibrar la balanza, que actualmente pesa demasiado en favor de los bancos.
Sin embargo, la corruptela que se traen entre manos las entidades financieras y otros jetas del chiringuito inmobiliario a veces va más allá y se transforma en algo más parecido a Los Soprano que a un país del primer mundo con leyes y orden.
El último golpe a la corrupción y estafa hipotecaria lo acaba de dar la Polícia en Sevilla, deteniendo en la Operación Capital -vaya juerga, si tiene nombre de discoteca, jeje- a 42 personas entre estafantes y estafados.
El chanchullo era el siguiente: una empresa dedicada a la compraventa de viviendas y el préstamo de dinero, ofrecía a personas con poca formación y sin apenas recursos, ahogadas por las deudas, la reunificación de todo lo que debían a cambio de que firmaran un contrato de compraventa de su casa.
Después, esta entidad más mala que un dolor de muelas les revendía el piso y les conseguía una hipoteca, falsificando todo tipo de documentación y gracias a la firma de dos directores de banco, que por cada operación se embolsaban 5.000 pavos. Casi na.
En el ajo estaban todos pringados: un director de banco y otro de caja de ahorros, abogados, tasadores, empresarios y hasta un notario que aún no ha sido detenido. Y eeeeeeso, que diría Chayanne.
En el tiempo que les ha durado el tenderete, han desplumado 2 millones de euros a 60 personas -probablemente a más-, 15 de las cuales están detenidas por aceptar que les falsificaran documentación con tal de que les dieran una hipoteca. Estafados y ahora detenidos. ¡Qué vamos a tener que hacer para que nos den una hipoteca! Si no puedes con(tra) el sistema, únete a él.
Los cacos de guante blanco han procurado dejar la menor documentación posible. Tenían calculado que les daría tiempo a desaparecer sin dejar rastro antes de que alguien denunciara y se destapara todo el tinglao. Jugaban bien con los tiempos, pero a la vista está que no lo suficiente porque les han pillado en el intento de blanquear un negocio más negro que los sobacos de Machín.
Estos choricos falsificaban contratos de trabajo indefinido, nóminas, vidas laborales, declaraciones de la Renta y todo tipo de papeleo en reunificación de deudas, préstamos hipotecarios y compraventa de viviendas para que personas con pocos recursos o faltos de ellos pudieran recibir la hipoteca que cualquier banco les negaría.
Qué pena que se los hayan cargao, porque seguro que muchos estáis pensando en que nos podrían dar un curso acelerado de falsificación de documentación y firmitas de directores de banco para conseguir una hipoteca. Se acabó lo que se daba, colegas.