Al Euríbor, que todavía está en negativo, le queda ya poco para dejar de estarlo. Si tenías una hipoteca variable ligada al Euríbor, sin cláusula suelo ni otras historias que te impidieran la bajada de la cuota cada vez que el Euríbor caía, te habrás pasado años ahorrando dinero con cada revisión de la cuota.
Pero los años dorados de las hipotecas súper baratas llegan a su fin. Desde que en febrero de 2016, hace ya casi 3 años, el Euríbor alcanzara la cota histórica del -0,008%, ha traído muchas alegrías al bolsillo, aunque ya fuera cosa de solamente ahorrarse 60 euros al año a razón de 5 euros al mes, muchas veces menos… Por poco que fuera, estaba mejor en casa que para el banco.
Tras años escuchando el mantra de que el Euríbor iba a subir -como si viniera el lobo- y después de 7 meses estancado en torno al -0,190%, por fin el verano pasado la profecía se hizo realidad y el indicador más usado en las hipotecas españolas empezó a subir como se esperaba: sin prisa pero sin pausa.
Las primeras revisiones anuales que se hicieron con el Euríbor en junio, julio y agosto no notaron la diferencia, porque a pesar de estar subiendo, se quedaba por debajo de lo que había estado el año anterior. Otra cosa fueron las revisiones semestrales, que desde el primer momento vieron que la hipoteca les subía un poquito.
El mismo poquito que hemos estado años viendo cómo nos bajaba. O sea que las subidas que el Euríbor va a producir en las hipotecas en 2019 no son ni mucho menos alarmantes. Son ligeras, mínimas, muy bajas, incluso menores que el ahorro que experimentábamos en los últimos años. Desde septiembre pasado las hipotecas con revisión anual se están encareciendo una media que oscila entre los 11 céntimos de septiembre y los 3,65 euros que subió este mes de enero.
Es poco, poquiiiiiiiisimo… Hablamos de como mucho una media de 45 euros al año, que sin embargo no debemos perder de vista porque supone el principio de la subida definitiva de las hipotecas después de 3 años de bajada de precio constantes.
El Euríbor, que se espera que despida enero en torno al -0,118%, no parará de crecer en todo este año. Si sigue con el ritmo de crecimiento actual, todo apunta a que se colocará en positivo probablemente antes de que llegue el verano.
Así que no hay que asustarse, pero sí tener en cuenta que los tiempos de ahorro máximo en la hipoteca han terminado: esos mínimos históricos ya son Historia. Ahora todo será subir, subir, subir… Aunque lentamente, se acabó lo de bajar el precio de la cuota.
Cuánto suba y si el ritmo de crecimiento se va a acelerar dependerá de qué haga el Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés, que todo parece indicar que aumentarán a finales de este año al 0,25% desde el mínimo histórico del 0% en el que se mantienen desde poco después que el Euríbor entrara en negativo.
Esa subidita sí podría acelerar el encarecimiento de las cuotas, pero todo está aún por ver, ya que la recuperación de la economía no termina de ser tan sólida como se esperaba y mientras esté Mario Draghi como presidente -termina en diciembre el mandato-, los tipos de interés no se moverán del 0%.