Si estás pensando en comprarte un piso, más te vale enamorarte de uno que tenga el banco. De lo contrario, te veo el futuro más negro que los sobacos de Machín.
No es que presentarle al banco una casa que te encanta y esperar que te den una hipoteca sea totalmente imposible, pero vamos, que es más fácil eso de que pase un camello por el ojo de una aguja que el que tu propuesta le entre por los ojos al menda del banco si por medio no hay una de sus viviendas.
Antes de mirar por ahí carteles y sitios venta de pisos nuevos o usados, mírate bien las páginas web de los bancos y de las empresas que han creado para vender todos los pisos que tienen embargados.
Que no se te olvide la web del banco malo, llamado Sareb, donde quizá no encuentres el piso de tus sueños pero sí al menos logras que la hipoteca no se converita en una pesadilla.
Los préstamos que se dan ahora tienen las peores condiciones y los intereses más altos de la Historia, que se pondrán por las nubes cuando suba el Euríbor, son exigentes y prácticamente impagables para mucha gente. Tanto es así que un alto número de los pocos pisos que se venden hoy en día se pagan al contado.
No te dan más del 80% del valor de la vivienda, lo que implica tener ahorrado -como mínimo- el 20% de lo que cuesta más el 10% de los gastos de compraventa.
En cambio, los bancos para sus pisos te prestan tranquilamente el 100% o más, bajan los intereses, utilizan menos cláusulas abusivas, te dejan más años para devolver el dinero e incluso escuchan ofertas. ¡Siiii! Puedes hacerles una oferta por un piso y a lo mejor hasta cuela o puedes negociar el precio. Claramente juegan con dos barajas.
Por muy buena que sea tu situación laboral y muy buen pagador que vayas a ser porque tooooda tu vida es estable y hasta los pies te huelen a fresco y limpio, si pides hipoteca para un piso que no sea del banco le suelen dar carpetazo al tema.
No está bien que sea así: no dinamizan el mercado inmobiliario, no es ético, no es justo, no mola, no debería ser así… Pero lo es. Ante la falta de alguien más fuerte, con autoridad y con un par de bemoles para decir a la banca lo que debe hacer, pues la banca hace lo que quiere, aunque sea un abuso. Así que, de momento esto es adaptarse o quedarse sin hipoteca y esperar a que vengan tiempos mejores.