Pagar la hipoteca es cada vez más barato para los que la firmaron antes de la crisis.
Con diferenciales muy bajos, que ya no se ven más que en los libros de Historia, del orden del 0,35%, y el Euríbor en picado tras la bajada continua de los tipos de interés, los titulares de préstamos anteriores a 2010 que conservan sus empleos y sus sueldos están pudiendo hacer frente a la deuda del piso.
Respiran aliviados porque las aguas están volviendo a su cauce. Así como en 2008 destinábamos hasta la mitad de nuestros ingresos para pagar la hipoteca, ahora este recibo no nos supone más del 31%, según el Colegio de Registradores de la Propiedad. Para ver algo parecido tenemos remontarnos a 2003.
Por supuesto es un cálculo global. En Baleares la hipoteca supone de media un 45%, en Madrid casi el 40% y en Cataluña el 33%. Aun así, las cuotas han bajado y resulta que en Madrid la gente paga de media casi 900 pavos de hipoteca, en Baleares casi 800 €, en País Vasco 680 €, en Cataluña casi 670 € y en Navarra cerca de 600 €.
Son las cuotas más caras de España. Viéndolas da miedo pensar lo que se ha pagado cuando la hipoteca era el 50% del sueldo, y ya no te quiero ni contar cómo son con cláusula suelo. Con pisos comprados muy caros por la burbuja inmobiliaria, estas cuotas son ahora una mezcla entre un espejismo y un regalo.
Por fin las cosas son como deberían ser. Aunque la vida laboral se ha precarizado más que un campamento de refugiados, el abaratamiento de las cuotas nos pone las cosas más fáciles y, oh jevens, al fin cumplimos la norma no escrita de que las deudas no deben suponernos más de un tercio de nuestros ingresos.
Que antes tuviéramos que dedicar la mitad de nuestras ganancias a pagar la hipoteca es culpa del banco tanto como nuestra. ¿Quién nos manda comprarnos una casa que vale una millonada, por encima de nuestras posibilidades, no pagar entrada y pedir algo extra para las vacaciones? ¿Y por qué el banco no se dio cuenta de que era demasiado dinero y si se ponían feas las cosas el agua nos llegaría al cuello?
Las hipotecas de ahora son otra cosa: los intereses son más altos a pesar del Euríbor bajo pero los precios son menores porque el valor de la vivienda ha caído un 30% y, según el Fondo Monetario Internacional, todavía tiene que caer un 10% más para estar acorde a los sueldos.
A estos sí que se les pueden poner feas las cosas por tener un diferencial superior al 1,5%, que cuando suba el Euríbor se traducirá en un 5% de interés o más. Para flipar en colores sin tomarse un solo tripi.