Con la crisis han cambiado muchas cosas: ya no se dan hipotecas a cualquiera, se estudia bien primero que sea capaz de devolver el dinero incluso si las cosas se le ponen feas para pagar, se le obliga a firmar mil seguros y cosas para cerciorarse del pago, en general se piden ingresos por encima de la media, ahorros que no todo el mundo tiene, antigüedad laboral, estabilidad… En fin, requisitos que antes eran más fáciles de cumplir que ahora.
También han subido los diferenciales, por mucho que ahora estén bajando y ya vaya por Euríbor + 1,25%, ha desaparecido la Hipoteca Joven de casi todas partes, muchas oficinas municipales de vivienda ya no ofrecen viviendas protegidas… De 2007 a esta parte, el panorama ya no lo conoce ni la madre que lo parió.
En este caso la hipoteca inversa no es una excepción. Si bien antes de la crisis era frecuente que una persona con la casa pagada volviera a hipotecarla en el banco para obtener mes a mes un dinerete con el que pagar la residencia, los cuidados intensivos de la pareja que está mayor y enferma, hacer frente a la vida o ayudar económicamente a hijos y nietos, ahora esto ya no lo acepta casi ningún banco.
Otras empresas ofrecen la renta vitalicia, que ofrece más dinero que la hipoteca inversa, pero que al final te quita la propiedad del piso, no como la hipoteca inversa en la que la casa al final era de tus herederos, que solían venderla y repartirse el dinero sobrante tras liquidar la deuda con el banco.
Con la renta vitalicia el piso se tasa y, tras recibir dinero al principio (varios miles de euros que dependen de cuánto cueste la casa), luego se percibe una cantidad fija al mes mientras vivas.
Cuánto te den depende del valor del piso: no te van a dar lo mismo por una casa de 150.000 € que si vale 250.000 € o 600.000 €; y de cuántos años tengas: a mayor edad, más se cobra. Pero el caso es que te dan algo y tú cumples el objetivo de tener más dinero al mes pudiendo vivir en tu casa. Eso sí, al final del todo, cuando te mueres, se la queda el banco. Pero más vale dejarles a los hijos un piso menos y no depender económicamente de ellos hasta que mueres ni pasar una vejez con penurias económicas.
La renta vitalicia toma auge frente a la hipoteca inversa porque los bancos no están por la labor porque no quieren pisos ni soltar el dinero. Mientras que en 2009 se firmaron unas 2.000 hipotecas inversas, en 2013 la cifra se redujo a sólo 300. La cosa ha ido a peor desde entonces, si bien el interés de la gente mayor por este producto se mantiene intacto. Por eso algunas empresas han visto aquí un filón y les ofrecen la renta vitalicia.