Los inmuebles de bancos han dejado de ser tan apetecibles. O eso parece tras un estudio de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios).
Según sus conclusiones, los pisos que atesora la banca sí son en muchos casos más baratos que los que venden agencias y particulares, porque están para reformar total o parcialmente, lo que hace que después de comprarlos tengas que gastarte mucho más dinero en ponerlos decentes antes de entrar a vivir.
Si bien los pisos de agencias cobran comisiones y los de particulares y bancos no, el stock que todavía acumula la banca suele estar compuesto por viviendas en zonas con baja demanda, o son pisos bajos, interiores, pocos luminosos, pequeños… Quizá te encajen y hagas una buena compra, pero quizá no si buscas otra cosa.
Los bancos han reservado los mejores pisos para sus empleados o directivos, incluso para la gente con perfil económico muy solvente y con trayectoria laboral antigua y estable. Además, antes se veía mucha más diferencia entre las hipotecas que daban para vender sus propios pisos y las que ofrecían para el resto de viviendas.
Ahora no hay tanta diferencia entre las condiciones de uno y otro, por no hablar de que algunas entidades tienen las mismas hipotecas para los pisos externos que internos. No obstante, si quieres cambiar de piso o comprar uno nuevo, lo más recomendable es que primero eches un vistazo al catálogo de los bancos, incluidos los pisos del Sareb, y después decidas. Por si acaso ves algo interesante y que te encaja.
En el Sareb se han reunido los inmuebles más complicados de vender, eso que ellos llaman activos tóxicos, y son 10 bancos los que prestan dinero para que te los lleves bajo el brazo. Como ocurre con sus propios pisos, algunos dan mejores condiciones y otros no. Por ahora las mejores parecen las de ING, BBVA y Bankinter.
La ventaja fundamental en este tipo de hipotecas suele ser que financian hasta el 100% del precio del piso o del valor de tasación, el que sea más bajo, en lugar del 70-80% al que llegan como máximo si la casa es de otro. También suelen exigir menor vinculación para sus pisos que para los de particulares o agencias.
Elijas el piso que elijas, la OCU recomienda que no cueste más de cuatro veces lo que cobráis entre todos en casa durante un año. Si, por ejemplo, los ingresos netos de tu hogar son de 40.000 € al año, porque tú ganas 18.000 y tu pareja 22.000, el piso no debe costar más de 4 veces esos 40.000 €, o sea 160.000 €.