¿Te acuerdas de los indignados del 15-M? Sí, esos que unos veían como héroes saltimbanquis en pie de protesta, mientras que otros los miraban como perroflautas, izquierdosos y costrosos, usurpando las principales plazas del país con su acampada.
Con ese mismo espíritu, con los indignados entre sus filas y, convocadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), el pasado domingo, miles de personas se echaron a la calle de 40 ciudadades para pedir que cambien a mejor la Ley Hipotecaria.
Esto incluye el derecho a una vivienda -reconocido por la Constitución solo en el papel-, el alquiler social y generalizar el uso de la dación en pago, que ya la contempla la ley pero que apenas ningún banco la usa en sus hipotecas.
También piden que cancelar la deuda con el piso se aplique con carácter retrospectivo a la gente que ya está en mitad de un embargo. Y es que las ejecuciones han cogido velocidad, pues solamente en los 3 primeros meses del año han aumentado un 36% hasta casi 15.500, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Los indignados, las asociaciones y otra gente han conseguido parar 74 embargos, que comparados con la cifra total, son más un logro para pocos que un consuelo para muchos.
Esto ocurre mientras Adicae ha pedido al Gobierno -qué buen momento, ahora que se va- que podamos estar 3 años sin pagar la hipoteca para evitar 400.000 embargos. Sólo en la Comunidad de Madrid, cada día 30 familias pierden su casa por este motivo.
Pero, ¿a quién le protestan: al Gobierno que se va o al que viene? ¿Meterá algún partido político la dación en pago en su programa electoral? Habrá que estar atentos porque la campaña oficial empieza en menos de dos meses, y la real ya está en marcha.
Personalmente, no doy un duro porque ningún político de ningún color ponga nunca en marcha que podamos cancelar la hipoteca dándole el piso al banco. Ni siquiera los que defienden la dación en pago desde la oposición, pues habría qué ver qué harían en el poder, cuando los bancos les hubieran prestado millones que luego les estuvieran perdonando, como ocurre con el PP y el PSOE.
En nuestro caso, por darnos cuenta de la mierdez en la que vivimos por culpa del sistema y de los bancos es lo primero, y protestar lo segundo. Es lo menos que podemos hacer por cambiar las cosas sin morir en el intento.