A partir de ahora, por Real Decreto, las entidades no financieras -o sea, todas menos los bancos y las cajas-, incluidas las que solo son intermediarias, que realicen préstamos hipotecarios, deberán apuntarse en un registro público que acaba de crear el Gobierno.
¡Ajajá! ¡Ya no se escapa nadie! No es que el estafar se vaya a acabar, porque ya sería milagroso el invento, y es conocido que la estafa va con la condición humana, pero sí que este registro obligatorio les va a poner las cosas más difíciles a los mangantes que se aprovechan de nuestra buena fe, nuestra necesidad y desconocimiento para timarnos vilmente con un préstamo hipotecario.
Junto con este registro, que es totalmente compatible con los que ya existen en las comunidades autónomas, los que se las den de prestamistas sin ser bancos deberán contratar un seguro de responsabilidad de 300.000 pavos al año, por si las flies les da por timar, o por si al final no pueden responder, aunque no tuvieran intención de timarte.
El Gobierno quiere vigilar y controlar a las empresas, que con la crisis han florecido como champiñones, que prestan capital privado sin ser bancos, ya que la no serlo no están sometidas al (des)control del Banco de España. Y es que, aunque vengamos de la pata del Cid, los bancos ya no nos prestan dinero y tenemos que recurrir a entidades de dudosa procedencia.
Para evitar zecretizmoz, este registro lo llevará el Instituto Nacional de Consumo, que depende del Ministerio de Sanidad, y nos dejarán consultarlo a través de la web de dicho Instituto.
Cuesta reconocer, a tenor de sus grandiosas meteduras de pata en vivienda, que nuestros gobernantes estén haciendo algo bien, algo que pueda protegernos como consumidores de los cuervos que ven nuestros ojitos brillantes ante su dinero.
No obstante, me inclino a pensar que esta inciativa se debe más bien a alguna petición zecreta de los bancos, que querrán que se regule su competencia, no vaya a ser que alguna empresa les haga sombra, les merme el pastel o les perjudique de alguna manera. Una especie de perro del hortelano, que ni presta ni prestar deja, con un toquecillo de protección a los consumidores.
Necesitamos que alguien ponga una mira telescópica en este sector, donde han proliferado chiringuitos prestadores de pasta que luego han desparecido, como ha pasado hace poco en Sevilla y como acaba de ocurrir en Valladolid, donde la Policía acaba de desarticular una banda de sinvergüenzas que ha timado más de 600.000 euros en hipotecas y préstamos, usando documentación falsa.
Las malas personas no se detienen ante la necesidad, sino que se aprovechan de ella, así que, sea por lo que sea que realmente el Gobierno está blanqueando con Perlan este negocio, bienvenido sea.