Ante la crisis: imaginación al poder. Ya se sabe que nada agudiza el ingenio como la necesidad y de eso sabemos mucho los españoles en los dos últimos años.
Si la casa se te ha quedado pequeña, no puedes seguir pagando la hipoteca (la morosidad ya está en el 5,38%, o sea, cifras nunca vistas en años) o quieres cambiarte pero no eternizarte esperando que te concedan la hipoteca, para vender el piso o encontrar el de tus sueños, hay una alternativa: el trueque.
Sí, ese intercambio comercial de bienes o servicios que, según los libros de Sociales, se practicaba cuando el ser humano andaba en taparrabos al grito de ¡bunga, bunga! que ahora es ¡venga, venga! con tal de no quedarse sólo con el taparrabos por el embargo de la casa o para que los carteles de venta no se marchiten. También vale para impacientes, familias que aumentan, mudanzas exprés o motivos personales, intransferibles y ajenos a la dirección general de la empresa.
Pioneros en otros países europeos (como siempre), en España se está empezando a hacer en serio en el País Vasco, donde desde 2002 hay una bolsa de 650 viviendas con un éxito del 20%. El único detallito es que de momento sólo lo hacen con las VPO. ¡Cachisss!
Bea Casitas podría copiarse de ellos ampliando el abanico a las viviendas libres o del alcalde de Alcorcón, municipio madrileño cuyo Plan Permuta consigue que los jóvenes que han pedido la Renta Básica de Emancipación opten a viviendas que personas con discapacidad o movilidad reducida han dejado a cambio de otras con mejores condiciones de accesibilidad, facilitadas por el Ayuntamiento. Genial, ¿no?
Está visto que el intercambio de casas formalizado a través de internet reduce trámites, esperas y alivia los nervios, el insomnio, los dolores de estómago y las peleas conyugales, siendo la solución idónea si no te conceden hipoteca para la nueva casa.
Porque, ajajá, tenemos datos que contradicen los cacareos de los bancos sobre que conceden más hipotecas: ja, y un cuerno, la cifra ha bajado un 3,8% respecto a febrero de 2009, cuando ya era penosa.
En total nos han prestado, no es moco de pavo, 67.000 millones de euros menos que el año anterior, cuando bancos y cajas ya se declaraban de la cofradía del puño cerrado y nosotros de la de puño en rostro y venga a llorar. Por cierto, los bancos siguen siendo más rácanos que las cajas. ¡Qué novedad!