Con esto de la crisis mucha gente ha tenido que cancelar la compra de su segunda residencia o, simplemente, posponerla hasta que la familia tenga más ingresos o se pueda conseguir un préstamo barato.
Ante el tostón que para muchos es veranear con los padres o los suegros, sobre todo si tienes hijos, a falta de casa propia e intentando ahorrar el gasto de hoteles y restaurantes, hay gente que se decanta por el intercambio de casas en verano.
Si no tienes una segunda residencia puedes anunciar tu vivienda habitual en una página de intercambio de casas y ofrecerla durante el tiempo que tú estés ocupando el piso de otras personas durante tus vacaciones.
Esto también sirve y lo usan mucho quienes ya tienen una segunda residencia y quieren amortizarla, para que no esté mucho tiempo cerrada o para que parezca que vive gente y eso ahuyente a los ladrones.
Dos ejemplos de webs son Intervac e IntercambioCasas, que frece más de 65.000 casas en 150 países de los cinco continentes. Es una forma de ver mundo, algo que atrae al 71% de las personas que recurren a esta práctica.
Así te ahorras la hipoteca de una segunda residencia o te permite rentabilizar la que ya tienes. Al no pagar un duro en alojamiento te puedes permitir una estancia más larga y vivir de forma más aproximada a la gente local.
Es una forma de inmersión cultural y también de plantarle cara a la crisis para poder irte de vacaciones a otro precio o más tiempo. El trueque de casas, que parece moderno, es más antiguo que la tos. Nació en 1953 y se ha visto muy impulsado por Internet, que ha sustituido a los tradicionales catálogos con fotos que surgieron tras la idea pionera que tuvieron dos profesores, uno holandés y otro suizo, para intercambiar sus casas en verano y así ahorrar durante unas vacaciones tan largas.
Aunque disfrutar de la vivienda de otra persona es gratuito porque para eso ya cedes la tuya para que viva otro menda, sí que te pueden pedir que cuides los animales o el jardín de la casa donde te alojas. El único gasto asociado podría ser el del intermediario, ya que estas páginas web que ofrecen casas en intercambio en ocasiones son gratuitas pero otras veces cobran entre 45 y 150 € por inscribirte y acceder a sus contenidos.
Al menos te dan alguna garantía de adónde vas y a quién dejas tu casa, porque hay que ser muy valiente para hacerlo, además de tomar precauciones como acordar previamente quién correrá con los gastos de luz, gas y agua, si también se intercambia el coche y quitar cosas de valor o que no quieras que rompan o manchen.