Las cuotas de las hipotecas, especialmente las firmadas hasta los primeros años de la crisis, están más baratas que nunca y se prevé que sigan así, al menos mientras el Banco Central Europeo (BCE) no toque los tipos de interés.
Tipos de interés que actualmente están en el súper mínimo histórico 0,05%, que es casi como conseguir dinero sin pagar intereses. Además de esto, para reactivar la economía, el BCE se ha liado a comprar deuda de los países de la zona euro y ha puesto a disposición de los bancos una barra libre de dinero a cero interés.
Los tipos de interés tan bajos son buenos para los que tienen hipotecas firmadas antes de 2010 y no tan buenos para los que han contratado desde entonces. A saber, los diferenciales estuvieron por encima del 2% hasta hace año y medio. Ahora por fin han caído de la nueva barrera psicológica del 1%, si bien es una propuesta más efectista que real, porque los bajos diferenciales esconden una alta vinculación, sobre todo en el caso de Bankoa, Kutxabank y Cajasur (todas entidades con hipotecas a Euríbor + 1%) y menos en el de Liberbank (Euríbor + 0,99%).
Los tipos de interés bajos traen de la mano un Euríbor por los suelos, que ha cerrado abril en el increíble y nunca visto 0,18%. Esto propicia que las nuevas hipotecas tengan un interés fijo durante el primer año o más. Antes esto era raro en una hipoteca a interés variable; ahora es el pan nuestro de cada día, excepto en casos raros como la Hipoteca Naranja de ING, a Euríbor + 1,29%, actualmente una de las mejores
El Euríbor tan bajo también fomenta que los diferenciales se sigan manteniendo altos en comparación con los que se veían antes de la crisis, cuando Euríbor + 0,50% era lo más normal del mundo y Euríbor + 1% un horror de hipoteca. Un diferencial alto significa un mayor reto de pago en el futuro, cuando el Euríbor suba del 1% e incluso se sitúe en el 2% y 3% con los años.
Los tipos de interés bajos también perjudican a los ahorradores, que ven cómo casi no les dan un duro en intereses por meter su dinero en un depósito o en una cuenta remunerada. De ahí que se haya reactivado la compra de pisos, pagándose dos de cada tres al contado. Las grandes empresas, que suelen comprar Deuda del Estado, también salen escaldadas porque en parte salen adelante por el dinero que obtienen invirtiendo sus ganancias, que ahora no consiguen aumentar mucho porque no hay productos financieros que den una buena rentabilidad.