Si el Gobierno pretendía que aumentara la compraventa de viviendas con la subida del IVA, aparentemente lo ha conseguido.
Digo aparentemente porque tengo muchas dudas de que la última estadística del INE, que dice que la venta de viviendas ha subido un 11,9% en mayo, hay que cogerla con pinzas.
Indudablemente habrá influido la subida del IVA. ¿A quién le apetece pagar de repente por el mismo piso un 1% más? Ya que no nos suben los jornales, la subida en plena crisis fastidia en cualquier caso, sobre todo si se trata de un bien tan necesario y tan caro, cuyo IVA ha pasado del 7% al 8% en mitad de la furia por la Roja.
¿Qué más da si somos campeones? Parece que ya no hay paro, ni hipotecas por pagar, ni hipotecas que no nos condecen, ni deudas, ni decrecimiento. Ya me gustaría a mí ver a tanta gente como la que recibió a los gladiadores del balón protestando porque nos birlan los dineros y los derechos con la misma facilidad que un niño de dos años mete el dedo en el enchufe.
El impuesto más injusto del mundo -porque afecta a todos por igual- se ha tornado en bestia negra que innumerables empresas y comercios han decidido asumir para que no dejemos de gastarnos los cuartos en sus productos, aunque no los necesitemos.
Tengamos en cuenta que la subida en la compraventa de casas es con respecto a mayo del año anterior, cuando los pisos que cambiaban de manos eran menos que los mundiales que ha ganado la selección de fútbol.
Tampoco hay que perder de vista que las operaciones han sido solamente 37.787, una birria para un país de 46,5 millones de personas. Me temo que, igual que el Fénix, mucha gente con dinero negro está volviendo a ponerlo en mercado, tras conseguirlo especulando con la vivienda que tanto nos cuesta pagar.
Pasando la cifra por el microscopio, aparecen esos microbios asquerosos que nos chupan la sangre llamados finamente entidades financieras, lo que vulgarmente se conoce como usureros.
Los bancos y las cajas ya no saben bajo qué michelín o sobaco esconder los pisos así que los intentan airear en ferias, páginas web y folletos que adornan infamemente las sucursales, ofreciéndoselos a sus empleados en condiciones que ni soñamos y tratando de liquidarlos entre los cuatro que aún tienen ánimos o necesidad para pedirles una hipoteca.
En fin, una bonita cifra distorsionada por las subastas que será flor de un día porque el IVA ya ha subido y la Roja ya ha ganado. En la vida es más fácil conseguir las cosas que mantenerlas. ¿Qué crees que vendrá después?