Antes de firmar una hipoteca hay que leerla de arriba a abajo. La letra pequeña tiene mala fama y con razón… Esconde información que está a simple vista pero que da pereza leer porque la letra es canija y a veces está redactada de forma enrevesada.
Para no sufrir durante décadas con la hipoteca, lo mejor es no pecar de crédulos ni de ingenios y leerse todo bien. Si no se entiende, preguntar al banco o al notario es la solución. Más vale ser pesados que dejados.
Uno de los escollos es la vinculación. Seguros, tarjetas o productos con el banco se pueden asumir siempre que sea voluntariamente y siempre que hayas calculado que te interesa tenerlos porque ahorras o te llevas un valor añadido que te interesa.
Pero que no te metan un PUFo. La PUF (Prima Única Financiada) es una forma de pagar el seguro en una sola cuota y lo que normalmente no se sabe es que conlleva intereses (como la hipoteca) y, por tanto, sale más caro pagar así que por cuotas anuales.
Qué mal sabor de boca deja encontrarte que, de repente, te han quitado de la cuenta un dinero extra por un seguro que creías que no tenías o por, como ha pasado a mucha gente, tener un límite mínimo de intereses a pagar en la hipoteca que ha resultado ser una molesta cláusula suelo, que se lleva unos 1.200-2.400 euros más al año. ¡Y sin tener ni idea!
Otro aspecto que toca mucho la moral son las comisiones. Qué desagradable sorpresa te llevas cuando amortizas o te mandan el recibo a casa y te encuentras con que te cobran por ello. Da mucha rabia pagar, pero sobre todo no haberlo sabido antes. Es mejor estar enterado y evitar estos cobros antes de que los pretendan hacer.
Ni te cuento si empiezas con mal pie: pagando comisión por apertura del préstamo sin saber que te iban a cobrar por ello. Otras comisiones bastante desconocidas son la de subrogación (si te llevas la hipoteca a otro banco), la de cancelación (al terminar de pagar) y la de cambio del tipo de interés, que puede llegar a ser del 5%, y se aplica si pasas de una hipoteca fija a una variable. Pocos préstamos están totalmente libres de comisiones: por ejemplo Mari Carmen de Abanca y la Hipoteca Naranja de ING.
Ten cuidado también con la cuenta que te abra el banco para cobrarte la hipoteca. Aunque debería estar exenta de gastos, hay cuentas que te pueden suponer hasta 300 euros al año mantenimiento, tarjetas asociadas, compras a plazos y otras comisiones.
Por último, pregunta si los intereses de demora son tres veces el precio legal del dinero. Si es así está dentro de la legalidad. Si no, es abusivo y deben corregirlo para que no ocurra como en el pasado, que se ha llegado a exigir hasta el 29% en intereses por pagar con retraso una cuota.