La banca española pierde privilegios y margen de mangoneo. ¡Yupiiiii!
El Parlamento ha aprobado que cuando el banco ejecute una hipoteca porque hemos dejado de pagarla sea suficiente que le entreguemos el piso.
¿Verdad que parece que seguimos dando mucho? Pues es pecata minuta en comparación con lo que había hasta ahora, que era entregar el piso y además pagar la diferencia entre el valor de tasación actual y el valor que tenía el piso cuando nos hipotecamos.
¡Como si no tuviéramos bastante con darles el piso, encima seguíamos debiendo dinero al banco! Inaudito pero cierto, y gracias a una proposición no de ley presentada por la oposición (PP, ERC, IU e ICV) y aprobada a pesar de los votos en contra del PSOE, ya no tenemos que pagar además de entregar el piso.
Pero los bancos siguen sufriendo golpes en todas partes. Dadas las sospechas de su insolvencia, mala salud y fragilidad, incluidos los españoles, los 27 países de la UE han acordado cobrar a las entidades financieras un impuesto sobre operaciones financieras para sufragar futuras crisis.
También han acordado publicar los resultados de, atención, unas pruebas de estrés (me parto con el témino) que se han realizado a los grandes bancos para saber su grado de resistencia a la crisis y si, después de tener parte de la culpa de llevarnos a ella, serán capaces de resistirla y remontar.
Además, Adicae (Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros) que siempre está dando por el clander con más o menos acierto, razón y oportunismo político, celebró el pasado sábado actos de protesta en 12 ciudades españolas contra los abusos hipotecarios y el sobreendeudamiento de las familias españolas.
No es que de repente la banca vaya a dejar de mangonearnos y abusar, pero cada vez tiene menos margen de maniobra para salir de rositas de la crisis y sacarnos los higadillos. No obstante, estoy segura de que ya se inventarán las mañas para cobrarnos comisiones e impuestos revolucionarios por otra parte.
Los bancos son malos pero sería aún peor que cayeran y nos arrastraran a todos en su caída, porque todos, nosotros, los políticos, los Gobiernos y hasta las hormigas más ahorradoras, dependemos de la banca para que el chiringuito capitalista, del que son la piedra angular, salga adelante.