El ministro de Economía, Luis de Guindos, no tiene ningún reparo en afirmar públicamente con total contundencia que “en España las hipotecas se pagan”. Y yo añado: ¡Juas! Y cada día más caras.
Él se refiere a que los inversores, los mercados y todos esos seres que nos parecen oscuros y que son los que realmente controlan la economía no tienen de qué preocuparse con la banca española porque aquí los españolitos antes nos quedamos sin el abono de fúrgol que sin pagar la hipoteca.
Los impagos de hipotecas han aumentado muchísimo con la crisis y, en consecuencia, la cantidad de pisos embargados y de gente desalojada también se ha disparado hasta cifras históricas.
Aun con eso, el dinero que los particulares debemos a los bancos y no pagamos es infínitamente menor que el que deben las inmobiliarias y tampoco pagan.
Por eso el ministro dice que la morosidad de nuestras hipotecas no pasará del 2,8% y, con esta cifra, la banca no tiene de qué preocuparse y los seres oscuros que controlan la economía, tampoco.
Las constructoras y promotoras inmobiliarias son las verdaderas morosas, las que están arruinando el sistema de créditos que había en España.
Los bancos deben preocuparse por cubrirse las espaldas frente a ellas, pues para saldar sus deudas les han dado en prenda los pisos que no han terminado o que no venden, y que son los mismos que ahora intentan meternos los bancos por los ojos para darnos las pocas hipotecas que se están firmando.
Hipotecas que son caras, pero que ni se parecen a las horribles condiciones que te imponen los bancos si se te ocurre pedir prestado para comprar un piso que no lo tenga la entidad atascado en un stock que ya no sabe cómo convertir en dinero.
El ministro de Economía está súper seguro de que la mayoría de los hipotecados va a seguir pagando religiosamente las cuotas, sin tener en cuenta, que por mucho que en nuestro carácter esté ser muy cumplidores con la vivienda, antes están comer y las necesidades básicas de los hijos.
Se nos ve como paganinis, como esa fuente inagotable de recursos que explotan sin que nosotros terminemos de explotar. Pagamos nuestras hipotecas, las de las inmobiliarias, los políticos y la Niña de los Peines; todo con una encantadora sonrisa.
Con una tasa de paro cercana al 25%, subidas de impuestos y bajadas de ingresos, no nos podemos comprometer a pagar ni nosotros, así que no sé por qué el ministro se las da de que vamos a pagar. Les estaría bien empleado que hiciéramos una huelga general de pago de hipotecas, a ver si así nos toman más en serio.