Algún reportero dicharachero del periódico estadounidense New York Times, al que le sobra la razón por la punta de cada pelo, se lo ha pasado pipa analizando nuestro mercado hipotecario, azotado por la escasez de hipotecas y otras consecuencias de la ruptura del burbuja inmobiliaria.
Al tío le ha dado por escudriñar cada rincón de nuestras viviendas patrias a través de dos ejemplos: un inmigrante ecuatoriano en Cataluña y un español que se las apaña en Toledo.
El panorama que pinta está salpicado de excesos bancarios, casas a precios desorbitados y crédito de mayor flujo que el Tormes. El que pinta ahora, más bien el que emborrona nuestros sueños con pesadillas, incluye un millón y medio de familias en mitad del un embargo.
Los yanquis flipan tanto con nuestro patético sistema hipotecario que nos dedican un reportaje enterito con un titular como guinda. Y eso que algunos piensan que España es algún territorio por debajo de México o algo así.
El titular es una verdad como puños que nos duele en las entrañas: En España te quitan la casa pero la deuda permanece (el original en inglés: In Spain, Homes are Taken but Debt Stays).
Ya sabemos que la gracia que hay en este país de embargarte el piso y aún hacerte pagar por él es algo que clama al cielo. En Estados Unidos, cuando dejas de pagar la hipoteca y te embargan el piso, con entregarlo es bastante.
¿Por qué no copiamos esta buena costumbre en lugar de tantos estrenos de cine con palomitas, gordinflones que reparten regalos en Navidad, calabazas en la Fiesta de Todos los Santos y hamburguesas con ketchup? Puestos a copiar, al menos que también sea algo rentable y bueno para nosotros.
Lo que no sé es cómo, en lugar de un artículo periodístico, no han hecho una serie de televisión de estas de taquillazo. ¡Aquí hay materia para dar y tomar! Mucha materia gris cementera, pero poca materia gris cerebrera.
Con más razón que un santo, este artículo pone en evidencia las intimidades y vergüenzas de los bancos, los fallos y movidas imperdonables del sistema hipotecario español.
Tiene que venir Johnny el de los Palotes a decir la verdad, porque desde fuera se supone que se ven mejor las cosas. Ahora, que ya verás cómo reaccionan aquí los implicados porque sabiamente dice el dicho “de los tuyos dirás pero no oirás”.