Años después de que la banca embargara viviendas a particulares o promociones enteras a constructores o promotores morosos, el stock de pisos sin vender sigue siendo más abultado de lo que le gustaría a los bancos.
Tanto es así que se creó la Sareb, Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, o sea un saco donde echar los pisos más difíciles de vender y que lastran las cuentas de resultados de los bancos.
Al ser sus hipotecas, a veces, en mejores condiciones que el resto, es más fácil cumplir el perfil tan exigente que piden los bancos o que alguien se anime a comprar atraído por esas condiciones diferentes que para pisos que no sean de la banca.
Desde hace años, coincidiendo con el punto álgido de la crisis, no hay banco que se precie que no tenga su propia inmobiliaria, con web, escaparete de pisos y personal dedicado a la venta y gestión de los mismos. Altamira del Santander, Haya de Bankia, BBVA Vivienda o Servihabitat de Caixabank son algunos ejemplos.
Los pisos te los pueden enseñar si vas a una sucursal o consultarlos en sus páginas. Si tienes acceso a internet te puedes ahorrar el paseo al banco porque teóricamente son los mismos, pero se rumorea que existen más viviendas que sólo se ofrecen a empleados o clientes VIP.
Tienes de todo: desde urbanizaciones enteras en las que puedes elegir el ático o el primer piso, hasta casas en pueblos rurales, en pueblos urbanos o en grandes ciudades. Depende de dónde lo quieras, las propiedades están en peor o mejor estado y son más pequeñas o más grandes.
El otro día, una empleada de Bankia me dijo que es más o menos fácil encontrar pisos en cualquier parte excepto en el centro de las grandes ciudades. Allí tienes que comprar a ciegas. Las páginas web de los bancos son escaparates estupendos para los okupas, que se meten en internet y encuentran una larga lista de inmuebles deshabitados y su ubicación exacta. Un chollo para la okupación.
Por eso me dijo esta mujer que, si quieres comprar un piso, a veces tienes que hacerlo con gente dentro y sin saber cómo es, ni cómo está porque lo han tapiado. Por eso pagas la mitad de su precio y luego llegas a un acuerdo con los okupas, que a veces se van por 1.000 €… O que por 3.000 € contratas a alguien que le invite a marcharse de allí no amablemente… Luego reformas el piso y ya tienes tu casita en el centro por menos precio del que te hubiera costado sin todo este tinglao.
Además, tanto en estos casos como en el resto de pisos, puedes hacer una oferta al banco, por el importe que quieras. A lo mejor hace mucho que nadie pregunta por él -o nunca preguntaron-, la entidad acepta y te lo vende más barato. Todo es probar y atreverse.