La Policía acaba de desmantelar un chiringuito de sinvergüenzas que se dedicaba a estafar a la gente con deudas e hipotecas que no podían pagar.
La cabecilla, una tal María Estrella G.H., se creía una estrella, la reina del mambo y el dinero fácil a costa de los pringados con necesidades económicas e hipotecarias, y al final ha terminado con sus huesitos estrellados en la cárcel.
De momento, la Policía ha encontrado a 400 personas afectadas, de las que 300 están en Tenerife y 100 en Gran Canaria.¡Todo en Canarias! Pero la jefa estrellada sin escrúpulos estaba en Madrid, hacia donde se transfería el dinero desde Canarias mediante agentes en las islas que ahora dicen que son los primeros sorprendidos -oh, heavens- y que no sabían que participaban en una estafa, ni en nada ilegal.
Ya, ya, claro, ¿y no es sospechoso que muchas de esas personas hayan desaparecido y ahora tengan el móvil apagado? Uyy… Cuánta falta de batería, ¿no? ¿No será más bien falta de honor y de vergüenza y, sobre todo, falta de ganas de cargar con las culpas para evitar el trullo?
Timaban a gente con una o dos hipotecas, con deudas y dificultades para pagar. Se hacía pasar por agentes del City Bank of China y les prometían que reunificarían las deudas y les prestarían dinero de tal manera que sus problemas financieros tendrían más fácil solución o, cuando menos, un respiro.
Entre falsas tasaciones y falsos servicios, les sacaban 1.500 € y cuando llegaba la hora de prestarles el dinero, desparecían. En total, la Poli calcula que les han robado 300.000 €, pero ya será más y ya irá subiendo, porque si de momento han engañado a 400 personas a razón de 1.500 pavos cada una, mi calculadora dice que eso son 600.000 leuros.
Como fingían ser del City Bank of China, la Policía ha llamado a estos créditos hipotecas chinas -encima con guasa-. Si ya se sabe: sean chinas o no de verdad, todo lo que lleva estampado el nombre China será muy barato, pero no siempre de calidad.
Nadie da duros a cuatro pesetas, pero todavía hay quien cree que el Ratoncito Pérez existe y está compinchado con los Reyes Magos para hacernos la vida más fácil. Eso no se lo cree ya ni Cenicienta.
Esto nos pasa por firmar cosas de las que no estamos seguros y por fiarnos del primero que aparece. Si el caso es que a los afectados les parecía que donde firmaban el contrato como que no parecía una empresa… ¿Y aun así firmaban? Lo que es la necesidad…
Ojo con firmar cosas que no estamos seguros de qué son, aunque nos las presente nuestra abuelita con un vasito de leche y un plato de galletas. ¡Pueden estar envenadas! Los bancos también nos timan, pero al menos no van a cambiar de oficina cuando vamos a reclamar. De momento.