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Olvídate de comprar con hipoteca si no ganáis al menos 1.917 € al mes

Tol día trabajando como mulas para mantener a la familia y pagar la hipoteca

‘Tol’ día trabajando como mulas para mantener a la familia y pagar la hipoteca

Se venden más casas y se dan más hipotecas, pero la cosa pinta mal si en casa ingresáis menos de 1.917 € al mes, que es lo que el comparador financiero Kelisto ha estimado como ingreso mínimo mensual que exigen los bancos para darte un préstamo hipotecario.

Esto deja fuera de la compra de vivienda a 8,2 millones de hogares, que ingresan menos de esa cantidad. La precariedad laboral (contratos temporales, sueldos más bajos, etc) y un elevado paro (del 8% al 18% en 10 años), unidas a una mayor exigencia de los bancos tanto en los ingresos como en los productos que hay que contratar vinculados a la hipoteca (seguros, tarjetas, etc.), impiden que se firmen tantas hipotecas como antes.

Cada mes se constituyen unos 25.000 préstamos, un 77% menos que hace 10 años, cuando también se daban hipotecas por mayor importe. Ahora se presta una media de 110.000 € mientras que antes esta cifra era un 23% más.

También es verdad que hace una década estaba a punto de pincharse la burbuja inmobiliaria y de iniciarse la crisis, por lo que tanto salarios como precios de la vivienda era más altos. Y también es verdad que se cometieron muchas locuras con las hipotecas, por lo que no está de más corregir un poco y no prestar dinero a quien de antemano se sabe que tendrá problemas para devolverlo.

Viviendas se compran, claro que sí, pero sólo 4 de cada 10 con hipoteca. Según un informe de Tecnocasa, el perfil del comprador es de una persona de entre 25 y 44 años, con estudios secundarios, que trabaja por cuenta ajena con contrato indefinido, y compra su primera vivienda con hipoteca para residir en ella. Pero, como en todo, hay sus excepciones.

En tiempos del boom, el 40% de quienes conseguían una hipoteca tenían contrato temporal, ahora menos del 10% se dan a trabajadores temporales. Por lo general, la banca rechaza a personas no indefinidas y con antigüedad, y a los autónomos los mira con lupa antes de prestarles un euro.

No es de extrañar que la juventud haya cambiado su mentalidad y se decante por el alquiler, aunque su primer pensamiento hubiera sido comprar. De un lado no ganan lo suficiente para ahorrar e hipotecarse, y por otra parte el alquiler les da mayor libertad y movilidad.

Pero tampoco es tan fácil alquilar… El número de hogares sin ingresos se ha duplicado, pasando de casi 360.000 a 630.000, y la mayor demanda de pisos en alquiler ha subido los precios. Teniendo en cuenta que en paralelo no han subido los ingresos de las familias (a veces han bajado o en el mejor de los casos están congelados), mucha gente debe ya destinar más de lo que se recomienda para la vivienda. Mientras que las deudas familiares no deben sobrepasar un tercio de los ingresos, muchas personas se encuentran con que la hipoteca o el alquiler les suponen entre el 35% y el 50% de lo que ganan.

Jóvenes, hipotecas y vivienda, una relación difícil

Entre la vivienda y los jóvenes ya no hay gasolina para encender la llama

Ya no se enciende la llama

Jóvenes e hipoteca no siempre han sido una pareja bien avenida, pero lo que se vive actualmente ya es demasiado.

El 80% de los menores de 30 años todavía viven con sus padres porque, dada la precariedad laboral que acampa especialmente entre los jóvenes, cada vez es más complicado abandonar el nido comprando una casa.

Para poder hacerse con una vivienda hoy en día tendrían que cobrar el doble que ahora y aún así deberían dedicar el 60% al piso, el doble de lo que se recomienda dedicar a pagar deudas. Todo para optar a una vivienda media de 50 m2.

Antes, por lo menos, los contratos de becario se limitaban a la etapa universitaria o de los últimos años de los estudios, y si después te contrataban con beca el salario era mayor y la duración menor.

Antes, por lo menos, había algo llamado Hipoteca Joven, que rebajaba el tipo de interés y relajaba las condiciones de la oferta hipotecaria del momento: había poco interés fijo al principio o ninguno, menor vinculación y cero comisiones. Ahora sólo quedan dos o tres de estos productos y ni en broma mantienen estos privilegios.

Es cierto que los bancos suelen dar el 100% para comprar un piso de su stock, pero no siempre encaja en la idea que una persona joven tiene para formar su hogar, o no está donde quiere, o no se puede gastar dinero en reformarlo.

Antes de los 35 años es díficil tener el dinero suficiente para dar una entrada del 20% del piso, necesario porque salvo para sus viviendas, los bancos no financian por encima del 80%. Antes de esa edad es complicado tener un trabajo sin sobresaltos, bien remunerado y con antigüedad laboral suficiente para que el banco te considere una personal laboralmente estable y económicamente solvente.

Los jóvenes son los formadores naturales de nuevos hogares y a su vez los grandes olvidados por las reformas laborales y las hipotecas. Mientras que la gente joven que opta por comprar no se lo pueda permitir, no se va a aligerar el stock inmobiliario de la banca, ni todos los que quieran se van a poder marchar de casa de sus padres. El país entonces no avanza.

La Hipoteca Mari Carmen de Abanca pide 600 € al mes con Euríbor + 1,25%, ING no establece ingresos mínimos y otras los sitúan en 2.000 – 2.500 € en adelante. Para mileuristas es complicado, para otros directamente imposible.

Errores a evitar antes de firmar la hipoteca (I parte)

No todo es siempre de color de rosa

No todo es siempre como lo pintan

Firmar una hipoteca es una de las cosas más serias que existen. Hay una casa de por medio, está parte de tu sueldo en juego y si las cosas salen mal las consecuencias son catastróficas.

Uno de los errores más comunes es endeudarse (o pretender hacerlo) por encima de nuestras posibilidades. Para vivir en una casa como la de tus padres tienes que tener la misma posición socioeconómica que ellos, que seguramente han tardado años en alcanzar y que no se tiene a los veintipocos, especialmente en estos tiempos de paro y precariedad laboral.

Ojalá puedas ahora comprar la casa de tus sueños, aquella para toda la vida, pero lo normal es que no y que debas tirar más por lo bajo, en precio y metros cuadrados. Es mejor pagar nuevamente los gastos de compraventa en el futuro, al cambiarte a una casa mejor cuando puedas hacerlo, que arriesgarlo todo por tirar por lo alto y después no poder hacer frente si pierdes el trabajo o sube mucho la cuota hipotecaria.

La mayoría de bancos financian hasta el 80% de la vivienda, llegando sólo al 100% en el caso de que el piso sea de su stock inmobiliario. Para ello debes tener previamente la cantidad que el banco no te presta y contar con que después la cuota de la hipoteca no debe superar el 30-35% de los ingresos totales de la unidad familiar.

Piensa también que ahora el Euríbor está muy bajo y que estás ante las cuotas más baratas que vas a pagar a lo largo de la larga vida del préstamo. Calcula, por tanto, si podrás asumir el gasto si el Euríbor se pone en el 3%, que es su media histórica.

Otro error frecuente es pedir ayuda a la familia y que te avalen por el piso entero. Esta situación ha arrastrado a la ruina a padres que ya tenían su vivienda pagada y han visto cómo su hijo perdía la suya y ellos también. Lo mejor es implicar a la familia lo menos posible y, de hacerlo, asegurarse de que no tendrá grandes consecuencias.

Los avales se heredan y si los padres fallecen el aval a uno de los hijos lo heredarán el resto de los hermanos. Mejor sería avalar por una cantidad concreta de la hipoteca o no avalar en ningún caso, porque si el banco lo pide es porque no tiene claro que puedas pagar y, de ser así, mejor no endeudarse. Las consecuencias son la pérdida de la vivienda y la grandísima dificultad de volver a empezar.

Continuará…

Los jóvenes se pueden quedar fuera del mercado hipotecario

Cuando las barbas de tu vecino veas cortas, pon las tuyas a remojar

Cuando las barbas de tu vecino veas cortas, pon las tuyas a remojar

La fuerte precariedad laboral y el altísimo paro juvenil, que afecta al 40% de los menores de 26 años, hacen prácticamente imposible que una persona menor de 30 se compre una casa.

Con menos de 30 años es dificilísimo ahorrar al menos el 20% de lo que vale un piso, sobre todo si lo haces en solitario. A partir de los 30 es cuando se supone que ya has tenido algo de tiempo para ahorrar y has mejorado algo a nivel laboral, lo suficiente para tener un poco de estabilidad.

Pero eso era antes, cuando las difuntas cajas de ahorros firmaban convenios con las comunidades autónomas para crear un producto casi desaparecido que se llamaba Hipoteca Joven.

En la Hipoteca Joven te daban mejores condiciones que en el resto de préstamos hipotecarios: por lo general menor vinculación y un diferencial más bajo. El requisito fundamental era la edad: ser menor de 30 -35 años y no tener más de 65-70 al finalizar el plazo de pago (30-40 años).

Ahora los jóvenes se las ven y se las desean para encontrar un trabajo, donde exploten lo menos posible y con un sueldo que alcance el mileurismo. Salvo que hereden un piso, la mayoría sólo se puede permitir vivir de alquiler o continuar en casa de sus padres.

Así es difícil que pasados los 30 cumplas el perfil para pedir una hipoteca, también porque ahora los bancos han subido los requisitos de solvencia tela marinera. Es normal porque no se quieren arriesgar. Nadie quiere que vuelva a pasar lo que estalló durante la crisis: hipotecas que no se pueden pagar porque se dieron sin pensar y se firmaron sin pensar qué pasaría si los ingresos bajaban o el trabajo desaparecía.

Las personas entre 30 y 40 años eran antes el perfil soñado por los bancos para pedir una hipoteca, pero tal y como están las cosas, la situación la cambiado. Y si los bancos tampoco son muy partidarios de prestar a gente que pasa de los 40-45 años porque no tienen tanto tiempo de devolver el dinero antes de que se jubilen… Entonces… ¿A quién porras le van a prestar el dinero?

Pues de momento parece que a los que sí tengan muchos ahorros, o grandes avalistas, vayan en pareja, no pidan mucha pasta y tengan buenos sueldos en trabajos estables. En Reino Unido se ha lanzado una normativa para que no se deje dinero a quien supere los 65 años (edad de jubilación) al terminar el plazo de pago. ¿Pasará aquí lo mismo? Si es así, que se despidan de repartirse un suculento pastel hipotecario porque menos gente cumplirá el exigente perfil que manejan.