Que el mercado inmobiliario está atascado y va a peor ya no lo oculta ni el Gobierno.
La terquedad en mantener los precios inflados, la falta de hipotecas y de sentido común al construir en el pasado así como la falta de curro en el presente hacen que cada vez se vendan menos pisos.
El Ministerio de Fomento, mandamás en Vivienda desde que a Bea Corredor la pasaron a mejor vida, ha confesado que la compraventa de pisos se ha esmoñado de lo lindo en el tercer trimestre del año (julio-septiembre), bajando un 26,3% respecto al mismo trimestre de 2009, con un escasísimo total de 80.000 pisos vendidos. Vamos, uno de los veranitos más secos de la Historia.
Es el peor dato desde que a Fomento le dio por calcularlo en 2004 -ay, qué tiempos, Mari- y también el peor en estos tres años que llevamos de crisis. Tan parado está el mercado inmobiliario, que si fuera un coche no lo arrancan ni el mejor puente que sepan hacer el Lute y el Vaquilla juntos.
Tan chungo está el panorama que hasta el INEvitable de las Cifras y Letras, el Instituto Nacional de Estadística, confirma que la venta de pisos ha bajado un 17% en octubre con respecto a octubre de 2009.
Era previsible y encima viene con efecto de goma elástica, de esa que te da en las napias y no veas cómo duele (oink, oink).
En la misma cantidad y con la misma fuerza que la venta de pisos aumentó con el subidón del IVA, se está desplomando ahora, sin que ni siquiera se pueda producir el pretendido achuchón de Fin de Año al suprimir en 2011 la deducción a la compra de vivienda para quienes ganen más de 24.000 pavos.
Los promotores, un poco hipocritillas ellos, se han echado las manos a la cabeza. ¿Es que acaso no era previsible que se dejaran de vender pisos con la jartá de más que se construyó durante la burbuja y los pocos que se están vendiendo ahora?
Poco tirón va a haber en estas fechas tan señaladas, en las que el Rey se llena de orgullo y satisfacción -no por las hipotecas que nos dan y lo bien que las pagamos, está claro-; aquí los únicos que tiran son los renos del trineo de Papa Noel.
Queremos comprar, quieren vender, ¿alguien más ve que el intermediario es el que está fallando? Los bancos insisten en precios desorbitados para sus pisos y en mantener el grifo cerrado, y el Gobierno insiste en medidas de pan para hoy y hambruna para todo el año. A ver si los Reyes Majos nos traen una solución, hombre.