Para que las entidades financieras abran de una vez por todas el grifo del crédito, no vale con un conjuro mágico que diga hipoteca, hipoteca, vuelve aquí o te acosará el Chaval de la Peca.
Aparte de no dar más créditos a personas o empresas, sobre todo inmobiliarias, que a la legua se ve que no van a pagar, hay una receta que los bancos podrían probar para que la financiación vuelva a nuestras vidas.
Las hipotecas en nuestro país están en mínimos históricos, tanto en número total como en dinero prestado a cada uno y en cantidad de pasta total que les debemos.
Para que vuelvan a crecer hay que aumentar la confianza que los bancos suscitan en quienes les prestan el dinero. Es que si no les dejan pasta, no veo cómo van a dejárnosla a su vez a nosotros.
Así que es tan fácil como que empiecen a fiar dinero solamente a quien crean que es buen pagador. Ya lo están haciendo, me dirás. Sí, pero con unos criterios más exigentes que la Señorita Rotenmeyer.
Si los bancos dieran más hipotecas a personas solventes, que las hay, ganarían más dinero cobrando los abusivos intereses que nos ponen y se asegurarían un futuro. ¿Cómo? Pues muy sencillo. Los bancos no van al súper a comprar dinero sino a organismos internacionales como el Banco Central Europeo (BCE) o se prestan entre sí.
Para que confíen en ellos y les dejen el dinero, juntan las hipotecas de gente que paga como es debido en paquetes que llaman cédulas hipotecarias. Las venden y usan como garantía de que devolverán lo que les han prestado. Vamos, que nos usan como avalistas.
Pero no pueden vivir de las rentas. Las buenas hipotecas no son eternas: algún día, gracias a Dios, terminamos de pagarlas. ¿Y qué harán entonces los bancos? Si no tienen nuevas hipotecas bien pagadas que presentar a quienes les prestan dinero, ¿cómo van a conseguir más pasta?
¡Ajá! Pues fabricando nuevas hipotecas que usar como aval. Para eso tienen que empezar a dar préstamos a gente solvente o dejarán de encontrar quien les preste dinero. ¡He dicho a gente solvente! No al primer matao que se pasa por la sucursal pidiendo dinero. Eso ya lo hicieron hace unos años y de ahí viene gran parte de la crisis.
No habría problema si dieran más del 80% del valor del piso, siempre que fueran rigurosos en que la hipoteca no te suponga más del 30% de tus ingresos, que comprueben que los tienes, que no tienes un pasado moroso, tu puesto es estable, tienes ahorros, etcétera.
Se trata de usar el sentido común, el menos común de los sentidos, y de no confundir la tacañería actual con la prudencia que les hace falta.