El Banco Central Europeo (BCE) se ha cansado de esperar a que salga adelante la reforma del Euríbor y ha anunciado que, junto a otros tres organismos, sacará por su cuenta un nuevo índice que refleje fielmente los préstamos de dinero que se realizan entre sí los bancos.
Justo esto es lo que se quiere reflejar en la reforma del Euríbor, que en 2013 se encargó al EMMI (Instituto de los Mercados Monetarios Europeos) para terminar con la manipulación demostrada en entidades como JPMorgan, HSBC, Barclays Bank y Deutsche Bank, entre otros.
Les cayeron multas millonarias por manipular el Euríbor, porque durante años dieron cifras inventadas para calcularlo, sólo con intención de sacar ellos el máximo beneficio o dar imagen de solvencia en tiempos duros de crisis.
De ahí nació la reforma del Euríbor, que primero se iba a llamar Euríbor Plus y que al final se ha quedado simplemente en Euríbor (sin cambio de nombre). Lo que pasa es que lleva en marcha 4 años, desde las multas de 2013, sufriendo un retraso tras otro. Tenía que haber entrado en vigor en 2015, pero como no se consigue que cotice en cifras que no supusieran una transición traumática del antiguo método de cálculo al nuevo y no hay tampoco cifras suficientes para calcularlo, se ha estado retrasando más de año y medio.
La última vez este mes de mayo, cuando el EMMI dijo que, dado que no quería que se subieran de golpe las cuotas de las hipotecas, y que no veía posible que el nuevo Euríbor cotizara más o menos como el antiguo, se iba a intentar una forma híbrida. En este nuevo propósito se combinarían el método actual, según el cual el Euríbor se calcula con las estimaciones que dan los bancos sobre a cuánto se prestarían dinero con otras entidades, y el nuevo método, que se basa exclusivamente en los préstamos reales que se realizan entre ellos.
La idea es que entrara en vigor en 2018, pero a saber su sufrirá un nuevo retraso o finalmente se cancelará, en vista de que no consiguen sacarlo adelante. Por eso muchos han interpretado el nuevo índice del BCE como una anulación del nuevo Euríbor, si bien el EMMI no ha dicho nada al respecto. O sea que el BCE lanza un nuevo índice, diferente al Euríbor, que no le va a sustituir ni modificar en nada, y que tampoco, en principio, anula la reforma del Euríbor (la que hace el EMMI), aunque es posible que si el BCE al final saca este nuevo índice la reforma se cancele definitivamente.
El BCE no ha dicho cómno se llamará, sólo que se construirá en base a los préstamos que realicen los bancos y que quiere ser un índice de referencia para otros que ya existen, como el Euríbor o el Eonia. Lo quiere tener listo para 2020 como muy tarde. Para ello, el año que viene empezará a tomar datos a la banca, que los dará voluntariamente, y a la que preguntará su opinión sobre el nuevo índice y su forma de cálculo.
En resumen, no hay que alarmarse, de momento todo sigue igual en las cuotas y en el Euríbor tal y como lo conocemos. Lo único nuevo es que el BCE tiene intención de sacar un nuevo índice en el que el Euríbor podría basarse y que la reforma del Euríbor parece que sigue adelante, aunque es probable que con el tiempo anuncien que se suspende.
El BCE se ha cansado de esperar a que se reforme el Euríbor y ha cogido el toro por los cuernos, intentando su propia reforma, sin tocar un pelo al Euríbor tal y como lo conocemos hasta ahora. Los cambios, pues, quizá nos lleguen en 2020, si todo sigue adelante según lo anunciado. El nuevo índice sólo pretende influir en el Euríbor para hacerlo más fiel a la realidad del mercado, a los préstamos entre bancos, pero no pretende sustituirlo ni anularlo.